Cavando trinchera en la cola del paro

Me arden las pestañas, me duele la espalda, mi autoestima y mis ahorros penden de un hilo. Lo habéis adivinado, estoy buscando trabajo. El Servicio Madrileño de Empleo; la inútil bolsa de empleo de mi antigua facultad; la Asociación de Periodistas de Madrid; el tedioso rellenar de casillas de Infojobs, Trabajar.com, Laboris y demás réplicas; el vértigo esclavista de las ETTs; los servicios de recursos humanos de los grandes grupos de comunicación y el ya clásico buzoneo de mails cargados de esperanzados currículums que casi siempre llegan a nada. Esa es mi ocupación actual, la de ponerle precio de saldo a mi cabeza licenciada y posgraduada.

Mientras los directivos de comunicación descubren por enésima vez la pólvora ofreciendo pienso mediático a través de sus radios, periódicos y televisores, miles y miles de esforzados currantes de la comunicación -tan esforzados y jodidos como cualquier otro licenciado de hoy en día- hacen malabares para sobrevivir en la fina línea que separa el subempleo del desempleo. Llegados al mundo laboral en tiempos de crisis y sinvergonzonería patronal. Obligados a pagar con nuestros impuestos la estúpida derrota de su economía salvaje con nuestro sudor, que sólo sirve para premiar la especulación. Ellos ya se encargarán después de blanquear sus sonrientes beneficios en algún triste banco inviolable de Suiza. Su crisis es suya, producto de su temeraria falta de escrúpulos. Nunca antes habían sido tan visibles sus colmillos, la inseguridad de sus beneficios ha destapado su verdadero rostro. Y puede que ya nadie vuelva a confiar en ellos.

¿Recuerdan el corralito argentino de principios de este siglo? Ayer Zapatero parecía un Menem cualquiera, garantizando los fondos de los bancos con sonrisa acartonada y sudores fríos. Si mañana retirasemos nuestro dinero de sus bancos, no tendrían más remedio que sacar los tanques a la calle. Cuando todo se vaya a la mierda, ¿qué policía, qué ejército podrá contener la indignación de los que sostenemos ese castillo de naipes llamado economía?

Pero eso es otra historia. Mañana tocará levantarse a revisar el mail por si algún medio se ha dignado a contestarme. Y para seguir buscando un clavo ardiendo, un mirlo blanco con el que escapar volando de la precariedad y el triste aburrimiento del parado. Y si no, tocará seguir el imperativo genético galaico, hacer el hatillo y emigrar en busca de algo mejor. Cualquier cosa antes que rendirse o pasar por el aro. Si nos cierran la puerta en las narices, habrá que abrirla a patadas.

4 divagando:

dtordable disse...

Qué dura es la vida del licenciado verdad? Estoy de acuerdo contigo. Trabajo pero...digno.
mola tu blog, estoy mejorando el mío...

Anónimo disse...

España iba bien, con Don José Maria Aznar López.......

V disse...

no acepto comentarios de comemierdas que no dan su nombre y menos aún comemierdas derechistas.

@salinascris disse...

Yo lo de emigrar lo veo cada vez más cercano...en fin, bueno, ánimo, que algo irá saliendo!

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