V cumple un año

Hace exactamente dos meses y seis días que no me acercaba por aquí. No es que os estuviera rehuyendo, pero es que siempre fui un fiel creyente en cierta teoría de la vida que defiende que hay momentos para escribir y momentos para observar, experimentar y madurar. He preferido volver ahora, justo en el aniversario y publicando de una vez por todas la fatídica cifra del post número cien. Ha sido un año de metralla lingüistica y visual para paladares inconformes, cien posts como cien balas disparadas a bocajarro, contra todo, contra todos, aunque no siempre a herir. Producción propia, desde las entrañas, en la que más de cuatro mil personas han participado, sólo con venir o aportando de su propia cosecha. Gracias por la visita, vuelvan cuando quieran. Pero no comencemos todavía a chuparnos las pollas (siempre quise ser el Señor Lobo de Pulp Fiction), volvamos al presente. Quizás alguno lo dude, pero puedo asegurar que en estos meses alejado del mundillo blog no he perdido el tiempo.

La carrera sigue su lento y angustioso compás de espera que me permita abandonar lo académico sin perder el sano juicio. Estoy en pleno periodo de exámenes, desquiciado pero decidido como un aviador japonés hacia los cinco últimos escollos que se interponen en mi camino. ¿Cuanto tardaré en estrellarme tomando todas las curvas en quinta? En julio, sea como sea, todo habrá terminado.

En lo que respecta a la radio, puedo decir que he conseguido algo muy importante a nivel profesional aunque no lo parezca: Jungla Urbana, el programa que el maestro Fernando Evangelio y yo mismo hemos defendido cada jueves en la media tarde de Onda Mayor, ha salido adelante con mucha elegancia y ha conseguido reafirmar más si cabe mi incondicional fanatismo por las ondas herzianas. En esta experiencia, nada mejor que nuestro equipo, una escolta de lujo formada por lo mejorcito de la factoría Chaminade: Bolo desgranando lo más fresco del panorama musical, Proudhom timonel de las actividades univeritarias, Arantza como brújula cultural de lo más interesante de la capital, Almu deshojando dulcemente los grandes clásicos del cine, Miguel busceando en la memoria colectiva y colegial e Iñigo como juez y parte de la única ventana mediática del deporte universitario. A los mandos de la nave, Luisito, el hombre "marrón", y asistiendo desde el exterior, nuestros colaboradores más versátiles: el perpetuo invitado Pablo y el trepa del post-it, Sito, en la crítica teatral. Un grupo enorme que ha funcionado a la perfección, tanto en el estudio como en las polémicas "cenas de programa". Cuatro meses intensos que prometen continuar tras el verano. Ya lo saben, últimos días de Jungla Urbana en esta temporada; este jueves 1, penúlitma sesión de 16 a 17.30 en Onda Mayor.

En la chistera, proyectos de futuro como Huevorrollo, espacio caótico y divertido para la Onda Mayor del año próximo. Sierra, Juan, Guilley a los platos, Leiro y el misterio,... promete guerra. A nivel más profesional, un contratillo de suplente en el megafonía de la Vaguada, a cargo de la SER (hay que ganarse unos duros) y el Master de Radio de RNE, si todo sale como debería este julio. Más cosas: mudanza este verano, huída estival de Madrid por primera vez en tres años.
Turno de alegaciones: Punto número uno: Sí, he visto la puta película y he de confesar que, aun siendo muy inferior al cómic original, no es todo lo mala que me esperaba (recuerden From Hell). Punto número dos: No, el origen de este V no se encuentra en el cómic de Alan Moore, ni en la serie ochentera de los lagartos marcianos, ni ningún rollo friki. El que quiera saberlo, lo tiene fácil.

Os aburro con mis historias, por eso a veces desaparezco de este país de placeres amargos. Como aquella inovidable sorpresa de Lisboa, como cada vez que puedo huír a tu regazo. Por hoy basta, vayan descorchando por mí el champán del aniversario, que pronto brindaré con todos. Y esta vez, prometo volver con ganas. Ha sido un año grande, ¿verdad, gafas?

Gracias por seguir ahí
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