"Es probable que Dios no exista

Ahora, deja de preocuparte y disfruta tu vida".

Este eslogan viaja en los autobuses de Londres, ¿se lo imagina en las calles su ciudad? La joven guionista Ariane Sherine, a través de la iniciativa Atheist Bus, lo ha conseguido. Escritores e intelectuales como Richard Dawkins o Kaya Burguess han secundado la iniciativa, que cuenta como indicativo la cifra de más de ocho mil seguidores en su perfil de Facebook. Y eso que en el Reino Unido, la propia reina Isabel II es la cabeza del culto anglicano y defensora de su fe. En España, nadie creería posible que alguno de estos anuncios se colase en nuestras vallas publicitarias, sobre todo tras la absurda polémica por el cartel de la película "Diario de una ninfómana" y menos sabiendo que la Corona anda con el gatillo fácil a la hora de querellarse por injurias contra los incautos. De todos, nominalmente Iglesia y Estado son organismos diferentes, pese a los funerales de estado, las capillas ardientes, las homilías castrenses, las concesiones en educación y las subvenciones a la Iglesia, impropias de un país occidental. Podría ser peor. En Estados Unidos, como en Irán, puedes acabar en la cárcel por defender la Teoría de la Evolución de las Especies. Aquí, los hay que niegan el Holocausto, el franquismo o incluso el calentamiento global. Es por eso que, ante la propaganda de la mentira, esté justificado devolver un poco de proselitismo. Para que por una vez se escuche la duda razonable. Llámenme hereje, pero pudiera ser que, en un futuro lejano, los nazarenos de las procesiones dejen hueco en la calzada a los autobuses. Háganle caso y sean felices.

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