Reencontarme con los grillos me ha devuelto de golpe a mis noches de verano en Ourense, sentado en el cesped de mi vieja casa con mi familia, intentando eludir el calor (nadie me cree cuando digo que en la vella Auria alanzamos los 40 grados cada verano), mientras los grillos interpretaban su aria antediluviana, el perro jugaba a cazar topos y mi abuelo desgranaba historias de esas que se cuentan cuando hace mucho frío o mucho calor para hacer nada. Creí haberlo perdido todo hace tiempo: la casa se malvendió, al perro lo sacrificamos para ahorrarle una larga enfermedad y a mi abuelo hace dos años que le llevo flores cada 28 de septiembre. De pronto, los grillos me han devuelto ese recuerdo que se perdió en estos cinco años de exilio madrileño... y no sé si hubiese preferido ahorrármelo, pero tengo que hacer frente a que, a partir de ahora, esta música no volverá a ser un simple cri-cri inocuo. Otro placer amargo para mi zurrón.
Termino con una confesión: cada día que paso en esta ciudad sin estrellas, me vuelvo más extranjero.
4 divagando:
grillos...me recuerda el verano...eran los violinistas en mis noches de besos ocultos con mi amigo...era linda la sensacion de libertad y tranquilidad, y mas delicioso eran los cigarrillos eternas charlas que nunca se querian terminar...
creo que ya te he aburrido lo bastante con mi recuerdos
saludos
Me encantan esos momentos en que en la Soledad de las urbes de asfalto e impersonalidad un ínfimo detalle activa el interruptor de los recuerdos... Son escasos, así que disfrútalos ;) La mente humana nunca deja de sorprenderme, y mira tú, a veces, es para bien :)
La mayoría de lo que escribo últimamente en esta bitácora se compone fundamentalmente de mis recuerdos, nunca está de más que alguien aporte algo de aire fresco.
Alice: ¿de nada?
¿Sabes que en Santorini oí delfines?
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