Memoria histórica reciente

La pasada semana, el partido fascista Democracia Nacional denunció al diario Odiel Información, de Huelva, por calificarles de "nazis". Y el juez lo admitió a trámite. Vergüenza para un estado como éste, en el que llamar mierda a la mierda puede llevarte a la cárcel y en el que se pueden ilegalizar ideologías, siempre y cuando no sean las de los vencedores. Se denuncia el acoso de ETA a los políticos, periodistas y cualquier otro discrepante, pero todos callan cuando es la odiosa ultraderecha la que asoma los dientes. Y no les importa que su programa incluya la deportación infame de los inmigrantes, la desigualdad de la mujer, la indignidad "ante dios" del homosexual y el libertario, incluso la negación del holocausto acompañada de invitaciones a comenzar uno nuevo. El mes pasado, el mismísimo líder del Ku Klux Klan, David Duke, vino a Valencia a felicitarles personalmente y ningún agente de la ley impidió su conferencia plagada de ignorancia y bravatas. Estaban muy ocupados protegiéndo a los fascistas de los miles de valencianos que acudieron a manifestarse en contra. Es el mundo al revés y una vez más, nosotros los perjudicados.

Aunque sea notoria la relación entre los partidos fascistas legales y los matones descerebrados a pie de calle, nadie toma en serio la Ley de Partidos cuando se invoca ante las amenazas de los sicarios nazis. Cuando la Falange avisa a Garzón de que sus fusiles aún están calientes. Cuando un militar afiliado a Democracia Nacional apuñala en el corazón a un menor antifascista. Cuando militantes de España 2000 apalean inmigrantes o prenden fuego a mendigos. No están acostumbrados a que se les juzgue ni se les persiga, porque las leyes políticas no se escriben nunca en su contra. Aunque esté en juego la libertad de expresión, los derechos fundamentales e incluso la vida de forasteros, gays o simples ciudadanos que no comulguen con su estúpido catecismo de odio. Por esta razón, tendremos que seguir encontrándonoslos en las calles. Por eso, no podemos olvidar quienes son y tenemos que seguir señalándolos con el dedo. Porque a merda, cando é moita, cheira. Como sus sesos rapados sobre la acera o sus muertos pudriéndose en el Valle de los Caídos.


1 divagando:

dtordable disse...

Están en las puertas de las discotecas, campan a sus anchas por los estadios de fútbol, tienen sus medios de comunicación panfletaria, asociaciones y partidos políticos. Acaso no es un problema real? Bien V, bien.

top