Palestina espera a las puertas de la ONU


Hay pueblos, como el palestino, el saharahui o el kurdo, que han aprendido por las malas a esperar y, como no podía ser menos, a esperar poca cosa. Este viernes, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, solicitará al Consejo de Seguridad de la ONU que acepte su entrada en Naciones Unidas como nación independiente de pleno derecho. Rotas las negociaciones con Israel, que ha realizado todo tipo de maniobras indignas para evitar perder el control sobre lo que considera sus colonias, el gobierno árabe busca una salida internacional para alcanzar la plena soberanía. Para conseguirlo, necesita el apoyo de al menos nueve de los miembros del Consejo y que ninguno de los demás vote en contra. Demasiados obstáculos para creer que esta vez se escuchará la voz de Palestina en los foros internacionales. Si repasamos la composición del Consejo de Seguridad, veremos en primer lugar que no se trata de un órgano democrático, debido a que EEUU, Francia, China, Rusia y Reino Unido no sólo tienen asiento permanente, sino que además cuentan con derecho a veto. Entre los diez miembros rotatorios, hay muchos que pueden apoyar la propuesta de Abbas, como Brasil, Sudáfrica o Gabón, a los que se sumarían países musulmanes como Bosnia, Líbano o Nigeria. El problema fundamental son los cinco miembros permanentes, principalmente EEUU, que vetará cualquier propuesta que no respalde su aliado Israel.

Éste es el contexto en el que hoy se reunirán Mahmud Abbas y Barack Obama. Mientras que el palestino intentará a la desesperada evitar el bloqueo yanki, el mandatario estadounidense busca, una vez más, mantener su imagen de líder pacifista al que concedieron un Premio Nóbel de la Paz mientras sigue mandando soldados a la guerra y presos a Guantánamo. La estrella de Obama no ha dejado de declinar en los últimos meses, mermado por la situación económica de su país, el aumento de la pobreza interna y los sucesivos fracasos en Irak, Afganistán y Pakistán. Si Obama cumpliese sus promesas electorales, Palestina sería independiente en menos de 48 horas. El problema es que nadie había previsto que el primer presidente negro de EEUU desteñiría tan rápido. El año próximo habrá elecciones a la Casa Blanca y la baja popularidad de Obama hace presagiar que ahí puede terminar su único mandato. Tras traicionar su propio programa de cambio y esperanza, también tendremos que agradecerle que le deje el mando de la primera potencia nuclear al Tea Party.

Mientras, la situación en Oriente Medio continúa agravándose. La propia propuesta de Abbas es criticada por parte de los palestinos, que aseguran que no se puede pedir la independencia mientras su capital, Jerusalén, y la mayoría de su territorio esté ocupado, colonizado o cercado por Israel. La Franja de Gaza cumple este mismo mes su cuarto año bajo el bloqueo por tierra, mar y aire de las fuerzas hebreas, que no sólo no ha servido para frenar el terrorismo contra Israel ni para derrocar al gobierno de Hamás, sino que ha exaltado aún más a los radicales y ha empobrecido a la población hasta límites inhumanos. En Cisjordania, la situación no es mejor. El gobierno de la Autoridad Nacional Palestina no controla su propio territorio, infiltrado por colonos fundamentalistas judíos que cuentan con el beneplácito de Tel Aviv y el respaldo de sus misiles teledirigidos. Al otro lado del muro vergonzoso, Israel pierde terreno diplomático. El asesinato de nueve turcos en el abordaje pirata a la Flotilla de Apoyo a Gaza le ha granjeado la enemistad de Ankara, que hasta ahora era su único aliado en la región. Las revueltas árabes han hecho el resto del trabajo. El gobierno hebreo está aislado y es incapaz de adaptarse al nuevo contexto de Oriente Medio. Y aún así, no tiene mejor idea que seguir atizando el avispero.

Hablen lo que hablen hoy Obama y Abbas, es de esperar que Palestina seguirá esperando que llegue el momento de unirse a la comunidad internacional como nación libre e independiente. Nadie cree que este encuentro pueda cambiar ni un ápice el statu quo. De hecho, el estadounidense se reunirá con previamente con el primer ministro de Israel, el patibulario Bibi Netanyahu. Netanyahu, como acostumbra a hacer, dictará su postura a Obama y éste se limitará a repetirla ante Abbas y el resto de la ONU. Y, mientras tanto, Israel sigue enriqueciéndose gracias al expolio de Palestina y esa riqueza continúa engordando los bolsillos de sus aliados. Pero, si algo nos demuestran los derrocamientos de Ben Alí, Mubarak y Gaddafi, es que ningún opresor está libre de caer a manos de sus víctimas. Y, hasta que llegue ese momento, Palestina espera mientras la rabia sigue acumulándose.

0 divagando:

top