Campañas electorales y otras mierdas

Vivimos tiempos extraños, días de megáfono, pancarta y crispación. La gran carpa de la manipulación ha sido desplegada para el Gran Circo de las Elecciones, en el que desaprensivos como usted o como yo jugamos por un día al democrático concurso de elegir quien desgobierne en nuestro nombre. Los medios, cada día más saturados de conspiraciones, juicios sumarisímos, treguas, asesinos, seudoprogres y fascistas, dan ahora carta blanca al panfletismo y los repugnantes lavados de cara para las encuestas. Sonría, ciudadano, está usted a punto de formar parte del Sistema.
Puestos de trabajo, menos impuestos, más hospitales, mejor educación, más paz, más libertad, más nada, más palabras vacías que sólo sirven para calibrar como de mentiroso será un candidato tras su elección. Pero no todo es así, invadido el ciberespacio con blogs electoral-panfletarios, mítines online y demás basura publicitaria, hay quien ha decidido agacharse y trabajar duro para conseguir votantes.
En las próximas elecciones al Senado belga, la candidata Tania Deveaux a prometido a sus votantes, tanto valones como flamencos, que sus votos se convertirán en 40.000 mamadas que ella misma, en un ejemplo encomiable de entrega democrática, se encargará de ofrecer, a un ritmo de 80 por día en 500 jornadas poselectorales frenéticas.
Su partido, NEE, No a la mala política, está formado por sólo seis personas que buscan dar voz a todos los inconformes con la política belga, un tedioso juego a dos bandas en el que el apartheid existe de facto entre la comunidad francófona y la flamenca y en el que es obligatorio votar. Para mostrar su neutralidad, el NEE promete dejar vacíos todos los escaños que logre para el Senado. Esta propuesta, sencilla y radical como una bomba incendiaria, le granjeó en las anteriores elecciones, las municipales, el 1,5% de los votos en Amberes.
Ya lo saben. Nuestros casposos Acebes, Rubalcaba, Carod, Llamazares, Ibarretxe,... sus promesas, sus sonrisas de plástico, su ideología de baratillo, sólo son un reflejo absurdo del sistema que nos gobierna y sus principios vacíos. Lo dicho, al estilo emigrante años sesenta, me calaré la boina, haré mi hatillo y me largaré a Bélgica. Mi voto valdrá para lo mismo, pero por lo menos, cada cuatro años, podré expresar mi opinión sobre la política en la amable boca de la senadora Deveaux. Mientras tanto, el 27 de mayo, ABSTENCIÓN.

1 divagando:

Kepa disse...

Soy un amante de Bélgica, y por supuesto yo huebiera votado a este partido.

Saludos

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