None of us are free

Son las siete de la tarde y apenas acabo de abrir los ojos. Mientras en mi cama se despereza el animal, el resto de la ciudad efectúa el movimiento contrario. En el ambiente, además de polvo y aire cargado, se respira cierta nostalgia de algo llamado vida normal. Hace tanto que lo normal no forma parte de mi rutina que he llegado a pensar que nunca ha existido, que siempre he vivido en constante estado de excepción. No es sólo la ausencia de un horario diurno, unos lugares comunes, una compañía mansa y recurrente. No es un síntoma prematuro de vejez o de acomodamiento. Tampoco tiene un rostro definido o un escenario reconocible. Por eso empiezo a convencerme de que no es real, que esta sensación de pérdida viene de alguna parte desconocida que nunca he visto ni tocado. Y aún así, sigue murmurando desencantos desde el cabecero de mi cama. Por eso, abro la ventana y saco la cabeza para airear mi trasnoche. Afuera llueve, la gente se apresura ir y venir hacia alguna parte y, por algún motivo que no me detengo a analizar, quiero bajar a la calle a perderme en el flujo de paraguas e impermeables. Puede que si camino entre ellos nadie repare en mis ojeras y en el rumbo indeciso de mis pasos. Pero llueve, la gente mira al suelo para no tropezar y ninguno se sorprende si levanto la cara al cielo para empaparme la cara. Las gotas bailan entre el bigote y la comisura de los labios y me hacen cosquillas. Se me escapa una sonrisa. Ahora me siento bien, indiferente al aguacero y a la mirada inquisitiva del dueño del bar de enfrente. No me importa, ahora mismo ya no estoy aquí. En algún lugar lejos de la acera, los peatones y los charcos de lluvia, del trabajo que me espera en unas horas y de las necesidades rutinarias, estoy reconciliándome con mi propio caos. Subido en las alturas, bailo la danza de la lluvia para festejar este día a día en estado de excepción, para recordarme que esa estúpida nostalgia es un precio asequible para ser libre.

4 divagando:

Enric Draven disse...

Me encantó señor V, como siempre :)

Sabes que pienso... que todas nuestras nostalgias son producto de nuestros miedos... de perder lo que hemos vivido en algún rincón de nuestros cerebros, o porque no, en algún agujero de nuestros pasados.

Saludos blancos de nieve!

Enric

BeN-HuR VaLDéS LLaMa disse...

¿Y quien decide lo que es normal o no, lo que es raro o no?




La nostalgía cuando es pura se arraiga a nuestras entrañas como una sombra duradera hasta en la noche, y ¿sabes? si todo el trabajo de ausencias lo inviertes en una pasión, creeme que te comprendo, te entiendo y añado a mi lista de posibles defectos permanente la envidia sana.



Un saludo nevado desde CANTABRIA

Elena -sin h- disse...

Reconciliarme con mi propio caos es algo que aún tengo en mi lista de cosas por hacer. Y también dejar la nostalgia, de algo que nunca existió, extinguirse con el invierno. Pero me acabas de descubrir otra forma de verlo, así que gracias :)

P.D. Y creo que ayer, tú en tu ida, yo en mi vuelta, nos cruzamos en el subsuelo de esta ciudad sin patria ;)

Náufraga disse...

la maldita nostalgia...nos hace querer marcar ese número que no debemos, recoger las lágrimas, no haber visto la sangre, no haber golpeado...no haber sabido que te fuiste con otra y que yo me fui con otros, con otro que sabia que te doleria, buscando "amor"...puta nostalgia que me hace desearte, extrañarte y soñarte "pesadillearte también) todas las noches desde que no te veo...y ya casi llevo medio año en ello...Loca nostalgia que no me deja dormir o comer, o ver a otro que no seas tú....asi es el amor,V? te ha pasado? me curaré? lo olvidaré? como desearía conocer a una empresa como la de the eternal sunshine of a spotless mind...o por lo menos mojarme en la lluvia como tú haces, acá en Caracas ya no llueve y el cielo esta lleno de humo y ceniza, la sequía, el smog y los tóxicos inundan los pulmones de los niños inocentes, y yo aqui pensando en mi fucking nostalgia,con semejantes grandes preocupaciones rondando...

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