Instrucciones para una mañana peripatética


En primer lugar, lo más complicado: no trabajes una jornada normal. No te levantes hasta pasado mediodía ni cultives horarios regulares. Aprende a evitar la mueca de oficinista vacío. No uses paraguas. No cojas el metro al salir del trabajo, una hora después del amanecer. Simplemente, levántate y anda. No vuelvas directamente a casa. No escojas las calles salvo que haya algo que merezca la pena seguir. No dobles todas las esquinas con los ojos abiertos. No busques cobijo de la lluvia ni enjugues las gotas que caigan frente abajo. Sorbe las que resbalan por la mejilla con el quicio de una media sonrisa. No gastes más tiempo en tomar decisiones trascendentales que el que tardes en cruzar un paso de cebra. No mientas. No transites lugares comunes. No continúes andando si lo que te apetece es detenerte a mirar al cielo. No esquives los charcos. No dudes en sonreír a las chicas de mirada avergonzada, caladas por el aguacero. No aceleres para adelantar a los ancianos ociosos. No tengas prisa por llegar ni apresures el paso en los cruces. No te avergüences de tus ojeras. No respondas a conversaciones de relleno. No escondas la cara porque no tengas un ceño fruncido que la proteja. Silba si te apetece. Ve a dónde te apetece. ¿Lo ves? Ya has llegado.

The Doors - Crystal Ship


 

A entrada número trescentos

Cando amanece chovendo, un intre antes de clarear e un chisco despois de espantalas tebras, Madrid é azul. Mais ninguén semella decatarse, acostumados coma están os chairegos da Meseta á cor chumbiza das cidades sen historia. Tampouco a cámara compacta do meu móvel é quen de lle facer xustiza ó aceno de cor que só iste galego errante semella desfrutar. Será entón o meu espectáculo privado.



Por certo, esta é a entrada número trescentos diste blog, despois de case cinco anos escribindo e moita goma queimada nos zapatos. Non é nin mellor nin peor que calquera das outras, mais a iste humilde narrador dalle un pulo novo, unha bágoa vella e un motivo para sentirse ben. Serei inocente...

Diez años

Acaba 2009 y, con él, sin que nos demos apenas cuenta, termina también la primera década del tercer milenio. Llega la hora de recapitular y los medios añaden a su rutinario repaso del año que termina la no menos mecánica revisión de los otros nueve que le preceden. Y, cómo no, se empeñan, nos empeñamos, en contar la historia al revés. La revista Época tilda a este decenio de desastroso y no faltará quién le dé la razón. 11-S, 11-M, 7-J, Kabul, Bagdad, Bombay, el teatro Dubrovka, las playas de Banda-Aceh y mil y un desgracias pueden reforzar su argumento, con la crisis económica como broche, corolario y moraleja de toda una década.
Muerta y enterrada la resaca buenista del fin del milenio, aparecen por doquier legiones de predicadores de un apocalipsis a fuego lento. Agitadores del pesimismo, mercachifles de una derrota cotidiana que frunce con más fuerza aún los ceños del público. Para los apóstoles del "todo va mal", la realidad no es más que un libreto empeñado en respaldarles. Terrorismo, incapacidad gubernamental, crisis de valores, abortos, laicismo y cainismo posmoderno. ¿Tan cuesta abajo va el mundo? Y aún más importante. ¿Qué soluciones nos proponen los crispados mesias del desencanto? Podría ser que, al menos en el estado español y en EEUU, les duela todavía el poder perdido con el ansia carnívora del que se duele de un brazo amputado. No veo otra explicación a su constante apología de los cuatro jinetes del Apocalípsis. ¿Qué aporta, que resuelve? ¿Qué ganan cargándonos los hombros de desesperanza? ¿Es que también venden ansiolíticos?
Punto y aparte. Hace diez años, aún vivía en Ourense, aún era, a falta de meses, menor de edad y no tenía ni idea de que era un yonki de la radio. Aún tenía a mi abuelo y creía en ideas hoy envenenadas de cinismo. Visto de manera egoísta, le debo mucho a estos diez años. Muchos cambios, alegrías, cicatrices, batallitas, kilómetros, besos, oportunidades y descubrimientos. Diez años que dan forma a los diecisiete anteriores y han modelado a este ser imperfecto que hoy os lo cuenta desde un autobús que atraviesa por enésima vez la Meseta. Viví para contarlo y, mientras pueda, lo seguiré haciendo. Ahora que agoniza 2009, brindo por otros diez años. Una década más para seguir persiguiéndolo. Una década más para seguir refutando a brazo partido su corrosivo pesimismo. De hoxe en dez anos, meus...

El discreto encanto de los alahuitas

Termina 2009 y todos y cada uno nos retratamos en nuestros quehaceres, mal que nos pese. Hojeando la prensa general, es fácil encontrar imprecaciones contra las nevadas generalizadas y deprecaciones contra la tan traída y llevada crisis o el más que esperado fracaso de la cumbre del cambio climático de Copenhague. Puro costumbrismo. Cualquier otro tipo de prensa está marginada o proscrita. Pregúnten sino a los compañeros de Egunkaria, que lleva casi cinco años esperando que demuestren su presunto servilismo con ETA. Mientras tanto, información precocinada o silencio. Y aún hay quien niega la teoría de la agenda setting.
Uno de los que sigue empeñado en romper el tedioso ciclo informativo es el inexplicable Hugo Chávez, militar reconvertido en vanguardia de una revolución de arriba hacia abajo que nadie termina de creerse del todo. Puede que 2010 nos sorprenda con una guerra entre Venezuela y el narcoestado colombiano, punta de lanza estadounidense y puntita de perico del mundo entero. Nadie parece desear el conflicto, pero todos escogen, por si acaso, a su púgil. El estado español, cómo no, arrima el ascua a la sardina de Obama mientras vende a Caracas armas de destrucción masiva -sí, este país las fabrica y nadie ha planteado todavía tomar Madrid a la preventiva.
Gran política exterior la española. Sus gobiernos, de cualquier pelaje y color, son expertos en dar una imagen cazurra e inepta del estado. Todos sus cancilleres cumplen una cierta agenda prefijada, como un baile de salón en el que a alguien le toca quedarse con el culo al aire y sólo los súbditos de Juanca se presentan voluntarios. Punto primero, dar coba a Marruecos. De Reino a Reino, pareciera que es el alahuí el que tiene la sartén por el mango en el juego bilateral. Impone el acceso a los caladeros de pesca, explota en las costas del Sahara los que corresponden a los pescadores andaluces y reclama a voz en grito en cuanto puede la "marroquinidad" de Ceuta, Melilla, Canarias, Andalucía y lo que surja. Y nadie, ni a derechas ni a izquierdas, se atreve a levantar la voz. Es más, acaban de pactar comprar sus tomates a mejor precio que los peninsulares. Ironías del libre mercado que los muertos de hambre nunca llegamos a entender.

¿Y si tal cosa partiera de los vecinos británicos de Gibraltar o de cualquier estado bolivariano? Ardería Troya. ¿Qué clase de influencia o baraka funesta protege a Marruecos? Si alguien lo sabe, se lo guarda para sí. No hay explicación al extremo servilismo del PSOE, impropio de un partido supuestamente socialdemócrata hacia una narcomonarquía absoluta. Qué eterna decepción la de su supuesta querencia por el progreso. Para los del capullo en el puño, ponerse una kefiyeh palestina y dar coba a los saharahuis es perfectamente compatible con vender armas al mismo gobierno que robó su tierra. Tanto da que la ONU considere 34 años después el Sahara Occidental como territorio español, ninguno quiere recordarlo. Y para rematar la faena, su rama catalana se echa atrás ante la presión taurina y retira su apoyo a la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Mientras, su sucursal vasca agacha la cabeza ante el mitin navideño del monarca y convive en centralista armonía con el españolismo pepero. ¿Dónde está el nirvana guay solidario que pregonan los progresistas? Lo dicho, una panda de achantados posibilistas vendedores de humo.
Al otro lado, en la salvaje oposición, conviven la tentación ultraliberal con la pulsión autócrata. Es decir, los fachas con traje, corbata y chequera frente a los ultramontanos de polo de marca sobre camisa azul. Tampoco ellos, desde su supuesta superioridad aria/católica/de bien, son capaces de levantarle la voz al bueno de Mohamed VI. Si acaso, mandarán un grupito de infantes de marina a achantar con vientos de Levante a las cabras de Perejil, pero de defender los caladeros o los derechos humanos, ni hablamos. La quina, como de costumbre, es para los laicos y los separatistas. Para la derecha, más allá del servilismo al amo de turno en la escena internacional, todo lo demás se resume en el viejo Non Plus Ultra.

¿A quién beneficia este silencio promarroquí? ¿Qué hilos maneja el despotismo alahuí para mantener su escudo diplomático hispano-francés? La prensa, supuesto cuarto poder, vive demasiado entretenida en guerritas menores y fusiones de alto calibre. E impera, salvo excepciones honrosas pero testimoniales, un indigno silencio cómplice. Algunos cantarán victoria por el regreso de la heroica Aminatu Haidar a El Aaiun. Se olvidan que su ansiado retorno al Sahara no cambiará un ápice la opresión y las palizas cotidianas de un gobierno represivo y desconfiado como el de Rabat. ¿Por qué nadie pide para ellos la misma justicia que se reclamó para los torturadores baathistas en Irak, los talibán afganos y, más recientemente, los exaltados fundamentalistas chiíes de Irán? Quizás, visto el efecto "democratizador" -de la barbarie- de los ejercitos occidentales en Bagdad y Kabul, sea mejor no desear esa clase de libertad para los marroquíes. La sangrante verdad es que hay dictaduras buenas, como China, Marruecos, Israel, Turquía, Rusia, Pakistán u Honduras, y dictaduras malas, que son todas aquellas que no han sido elegidas en los despachos de nuestras intachables democracias.


Huellas

Nieva igual que hace un año. Igual, pero menos, como muchas otras cosas. El mismo paseo, la misma banda sonora, el mismo ceño fruncido que ata en corto la caja de las tormentas. El frío toma al asalto este saco de huesos, esta vez puede que para quedarse. De puertas adentro, se hacen notar las ausencias de quienes pusieron su empeño en no estar. Hojas arrancadas a propósito de un libro al que ahora le sobra monólogo y le faltan ciertas inercias reconfortantes. Pero no hay lugar al lamento ni excusas para mirar atrás. Sólo la sensación de dirigirse a alguna parte, sin opción de bajarse en marcha. Tanto esfuerzo en borrar huellas que ya no hay un rastro ni nadie que lo siga. Y todo indica que debe seguir siendo así.

Modus operandi


Collín fai tempo o pernicioso vicio de voltar sobre os meus pasos. O tempo avanza á fume de carozo e non sempre fico na liña temporal que máis me seduce. Vou polo vento, veño polo aire e gústame ir un paso por diante para poder dar rodeos se me peta. Ás veces, non atopo nada familiar nas pegadas que deixei atrás e, se me perdo no labirinto de camiños paralelos e notas á pe de páxina, esváese a noción do tempo e do espacio. É o sinxelo feitizo da espiral. Son propenso a percorridos erráticos e non negarei que me gusta. Non fago grandes preguntas nin agardo respostas trascendentes e cheguei á inexorable conclusión de que nada será nunca abondo. Non agora, non por ninguén. Só me vou fornecendo co que podo levar comigo e sigo adiante ata que atope un bó motivo para me deter.

Massive Attack - Karmacoma


 

El último noviembre amargo

Se cotiza alto mi tiempo últimamente. No por que nadie dé un duro por él, sino por la tiranía del horario y las exigencias del sueño y la salud. Este es un noviembre atípico, sin el carácterístico arrastrar de pies y los días lánguidos que suelen destilar mis meses número once. Pero ni canto victoria ni exhibo lo apretado de mi agenda como excusa. Sólo aviso que he vuelto y eso es suficiente. En mi ausencia he aprendido idiomas, he perfeccionado el arte de esquivar balas y he redibujado caminos sobre brasa incandescente. Incluso he tenido tiempo de escaparme al Mediterráneo a conocer el Borne con los incondicionales. Nadie me esperaba a la vuelta y con nadie me he ido a pasear hasta hace un rato, y en ambos casos ha sido lo mejor que podía pasar. Es bueno de vez en cuando recordarse a uno mismo qué se está persiguiendo en este viaje hacia adelante. Y en plena calle, a la hora más inhóspita y rodeado de atareados extraños, he recordado mi antiguo pacto con Epicuro. Todo lo que me sucede, lo hace porque me apetece, para mi placer y divertimento. En este pequeño mundo amargo, soy narrador, público agradecido y blanco de las cámaras. Y quien me rodea, sabe bien como tratar con ello o queda atrás al doblar la primera curva. Si no, no serían incondicionales. Y así, sin pedir permiso ni esperar un momento que no llega, soy feliz. No hay conflicto interno si todo tu cuerpo empuja en la misma dirección. No hay opresión sin aceptación de las cadenas, no hay miedo si todo es voluntario y deseado. Sonará solitario, pero en este mes inédito, no necesito nada más para seguir silbando sobre las aceras. No más noviembres amargos. Si hay una elección, la mía lleva al placer. Las vuestras, decididlas por vuestra cuenta.

El muerto vivo

Trabajar en los noticiarios nocturnos proporciona momentos impagables. Una noche cualquiera, la adrenalina periodística puede asaltar los ondas por un ejército cualquiera que echa a su presidente del país en calzoncillos o por la quiebra masiva de los bancos. En realidad, muchos de esos instantes peculiares suceden antes incluso de llegar a la redacción al filo de la medianoche o justo al salir a darse el placer amargo de vivir a contrapelo. Esas horas pueden ser escenario de bohemios vagabundeos urbanos, conversaciones fundamentales, revelaciones inconfesables, pero, como en otras lides, no todo lo que sucede a oscuras merece la pena ser contado. Algunos momentos tienen un vuelo aún más corto y, con ellos, se va cocinando la realidad cotidiana de una radio trasnochada. La soledad kafkiana del transporte público a deshora, el encuentro con el realismo social recrudecido por la crisis o el privilegio de llenar una oficina con tan sólo cuatro almas son la moneda corriente y cualquier salida de guión es bien recibida.

Acostumbrado a descifrar farragosas notas económicas mientras duermen los incautos, a veces se cuelan en el margen de la retina noticias que pueden levantarte la jornada. Hoy ha sucedido. Mientras escribía una referencia al último disco del patriarca de la rumba catalana, una de sus letras más emblemáticas saltó del surco del vinilo y se coló entre la pila de los teletipos. Un brasileño de 59 años que había sido dado por muerto en un accidente de tráfico apareció en su propio entierro después de pasar toda la noche bebiendo cachaça con sus amigos. Todo esto, además, sucedió en día de difuntos. Ademir Jorge Gonçalves, el muerto vivo, resurgió a la mañana siguiente de que sus familiares reconociesen como suyo un cadáver. Llegada la resaca, un amigo escuchó la noticia por la radio, tuvo que acudir al cementerio, más muerto que vivo, a avisar del error, dejando boquiabierto a todo el cortejo fúnebre. No estaba muerto, no. Estaba tomando cañas, lere, leré. Menos mal que aún quedan buenas noticias de la jornada.

Peret - El muerto vivo


 

Zoso

Lembro as longas tardes de choiva. Semella que pasara un século dende aquela. No vello fogar, no val da chispa, as miñas urxencias loitaban contra os seus tedios. Dous discos, dous en concreto entre outros, soando ó lonxe, enchendo baleiros ata entón descoñecidos, pequenos rabuñazos que dende entón non deixan de aparecer de cando en cando. Fechado no meu cuarto, sentado na repisa da fiestra, cos ollos imaxinando o treito de estrada que se perdía maís aló do meu barrio. Na paisaxe, viñas, a caseta do meu can, carreiros, carballos, casas pequenas de dous andares, a igrexa de ladrillo a medio rematar e as sempiternas vías do tren que me arrularon dende neno. Aquel son tan propio como o asubío dun afiador. Lembro o marmurio cercano do Talgo a Madrid ou do Estrela Galicia nocturno a Barcelona. Podía escoitalo dende que cruzaba o Miño, máis aló de Tarascón. Unha parte de min viaxaba nese tren das historias de maquinistas e mozos de agullas do meu avó. A outra ficaba sentada na fiestra, ollando o tren atravesar o túnel cara Ourense mentres o ceo seguía desdebuxando o seu gris habitual nunha choiva infinda. De fondo, unha morea de papeis mal escritos, un balón firmado polo glorioso Dépor da 93/94, un flexo, un radiocasete, Robert Plant, Jimmy Page, John Paul Jones e John Bonham.

Led Zeppelin - The Rain Song


 

Palabras sucias y caras bonitas

A veces, tengo días malos y este os ha tocado pagarlo vosotros. Así que levantad los puños o bajad rápido de la lona. Dejadme que me explique. He conocido tiempos mejores y peores y peleo cada día por el puesto que me corresponde en el mundo. He esquivado alguna bala últimamente y, visto desde cerca, no tiene tanto encanto. Y no lo digo por alimentar mitos de vacía pose suicida, sino más por romper la otra gran mentira del malditismo de moda, es decir, el culto a la autodestrucción barata que te venden los aprendices de canalla con vocación de mercachifle. Muchachillos y muchachillas lánguidas que soñáis precipicios y grandes finales dramáticos, no me vendáis vuestra mierda. Mírales, se llaman punkis porque se escupen entre ellos. Es fácil decirse maldito teniendo la cama hecha y la mesa puesta en la casita de mamá. Es un juego hacerse sangre si es sólo para llamar la atención. Pero, en el fondo, os faltan huevos. Os creéis Iggy Pop sólo porque os ponéis hasta el culo. Pensáis que ser interesante es repetir la consigna manida de no future. Valéis lo mismo que os ha costado el esfuerzo de no pensar más allá de las frases de vuestras camisetas. Me cago en vuestro rollo triste modernillo emocore. Me explico.


Viniendo para casa, me tropecé con un caos de ambulancias a dos calles del portal. Haciendo honor al instinto gacetillero y caso omiso al cordón policial, busqué en el bolsillo el carnet de la asociación de la prensa y me acerqué a husmear. Una joven, de entre 15 y 20 años, morena, tatuada, gótica y lánguida, yacía desvanecida sobre una camilla con los pulsos cortados. Trabé conversación con unos cuantos curiosos y el conductor de la ambulancia, que confirmaron la primera impresión. Intento de suicidio sin motivo aparente. Y, según una vecina sesentona que no dejaba de compadecerse de la madre de la criatura, no era la primera vez. Como luego me confirmó un camillero, se la encontraron en la bañera sus padres antes de irse a trabajar. Quisiera o no morir, que forma más sórdida de reclamar la atención de quien te vio nacer. Que manera tan cobarde de evitar madurar, de escabullirse de aprender el valor de cada gota de sudor que te acerca a tus sueños. Es más fácil dejarse llevar hacia la espiral descendente para luego poder presumir de cicatrices. Si te las haces tú sólo, no son heridas de guerra. Son la marca de nacimiento de un cobarde. No hay nada mejor en la vida que aguantar el tipo contra todo y contra todos hasta conseguir lo que te propones. Entonces, todo se justifica y puedes notar como pelea sin descanso cada fibra de tu cuerpo. Y en el límite de la extenuación, poder levantar los brazos y gritar con el último aliento: ¡Hijos de puta, no podéis conmigo! Pues eso, aplicaos el cuento. Tengo la boca más sucia que nadie pero sé cuál es mi sitio.
Por cierto, según los reglamentos de la Comunidad de Madrid y las leyes no escritas de la profesión periodística, no se puede informar de los suicidios, consumados o en grado de tentativa. Parece ser que la idiotez es contagiosa. Así que, ya sabéis, yo no os he dicho nada. A cambio, un pequeño regalito.

V de vitriolo


Wine is fine
but whiskey is quicker.
Suicide is slow with liquor.

Ozzy, Randy Rhoads, Randy Castillo, la difunta URSS y el último cartucho de la inocencia perdida. Todos se van, rápido o lento. Y no hay nada más que decir. Por ahora. Mañana, camina o revienta.

Horas muertas


Suelo saber a dónde me dirijo cuando me siento a escribir. Que canción suena de fondo, que imagen ilustra de forma metafórica y retorcida lo que estoy pensando. Suelo distinguir las expresiones en las caras ajenas desde muy lejos, puedo leer tus diminutos letreros a kilómetros de distancia. Una buena vista ayuda a ver venir los acontecimientos. Pero nadie puede verse venir a sí mismo hasta escasos centímetros del punto de impacto. Y chocar es lo de menos. Lo difícil es asumir que no dejará de repetirse. En el fondo, uno puede llegar a pensar que tiene cierta gracia. No me estoy explicando, y es deliberado. Sólo dejo que surja. Hoy no es un día de esos que suelo tener. Hoy prefiero el caos. Y entonces recuerdo a qué sabe improvisar, regodeándome en el vértigo de que no dejar que lo superfluo importe un carajo. ¿Os había contado que detesto la sórdida seudotraducción del sonoro y racial carallo? Castrapo, nenos, esmoleira língua de escravos. Pero, en esta situación y sin que sirva de precedente, encaja a la perfección con lo que quiero decir. Sigo sin concretar y la tinta se agota. Parece ser la tónica general. Hace un rato, bajé a la calle por cambiar de aires. Escogí al azar un punto cardinal y lo seguí hasta cansarme. Me crucé con todos vosotros y vuestras caras de domingo a media tarde. A estas horas, la gran ciudad encoje por pura pereza o a mí me lo parece. Poco antes de los afamados atardeceres madrileños, hay una hora en la que Madrid se transforma ante mis ojos en un odioso compendio de horrores privados sucediéndose en un villorrio demasiado transitado. Horas sin brillo de domingo de entretiempo en las que hay que subir al tope el contraste para distinguir las escalas de gris. La compañía lo hace más sobrellevable, de esa compañía aleatoria a la que importa un carajo joderle el domingo teniendo que aguantarte. Vuelve a encajar como hecho a medida. Pagamos todos con la misma moneda y, quieras que no, lo hace más soportable. Así, sabemos de qué estamos hablando. Y si no, es que me mienten las palabras que escribo o que no tenemos nada en común. Atardece, se me hace tarde, me largo.

Pearl Jam - I believe in Miracles


 

Soplando mis velas


Perdónenme el atrevimiento, pero hoy he decidido regalarme un día a mi antojo. Un día a mi gusto, para variar. Al salir de la radio, me bajé dando un paseo a casa. Busqué un hueco en la barra del mejor bar del barrio y pedí mi desayuno favorito: pinchito de tortilla y zumo de naranja. Como cuando era un niño, que podía escoger hartarme de lo que me diera la gana sólo por un día. Es una banalidad, pero se aprende a valorar este tipo de caprichos infantiles cuando uno necesita marcar una diferencia entre las demás cifras del calendario. Hay que mimarse más, que menos no se puede. Nunca se sabe que minucia del día a día puede arrancarte una sonrisa. Como llegar a casa, arrancarte la ropa de encima, atender a las llamadas de los auténticos y resolver los quehaceres del hogar cantando a los Chunguitos a viva voz. Párrafo corto, una ducha con la música a todo volumen y corriendo a la calle a desenfundar la Nikon y a arrancarle sonrisas a las viandantes. De tarde, para cerrar la jornada de festejos tras el descanso de rigor, los auténticos vendrán a conmemorarlo todo a la vera de unas cañas. A mi edad, Jimmy Hendrix y Jim Morrison estrenaron su último año en directo, así que mejor no demorarse. Ese será mi modesto tributo a mí mismo y no necesito más. No todos los días vienen envueltos en papel bonito como éste. Sopladas las velas, este niño ya puede jugar con su regalo.

I'll do it anyway

Son casi las seis de la tarde y todavía no me atrevo a salir de mi madriguera. La noche ha sido larga y exigente en las ondas, como a mí me gusta. Lo reconozco, soy un yonki de los retos y nunca renuncio a presentar batalla. Sólo así puedo volver a casa silbándole a la mañana y sonriendo a las transeúntes. Pero se paga un precio en horas de sol y en lo que llaman calidad de vida. No voy a quejarme porque la verdad es que compensa el esfuerzo, pero levantarse entumecido por el bochorno de mediatarde quema muchas fuerzas. Debería salir y despejarme. Enchufar en mis auriculares a canciones energéticas y dejar que los pies vaguen por su cuenta. Sacar la Nikon de caza, volver a convertirla en fusil de asalto y en rifle de francotirador. Eso es. Tengo que irme, me llaman en la calle. Es hora de acechar al rinoceronte blanco y de robarle una manzana a la frutera guapa.

The Lemonheads - I'll do it anyway


 

Geografía de los tejados de Madrid

Últimamente, vivo más en la azotea de mi edificio que en mi propio piso. Sé que debería callármelo para evitar que el portero se chive a los propietarios, pero dudo que el bueno de Arturo lea algo más allá del Marca. Atractivos no faltan para huir de mis cuatro paredes, con sus horas de sol escatimadas a mi horario laboral, la brisa más allá de mediatarde, los escarceos quinceañeros con las vecinas, el freekick, el trajín del estanquero y el señor Vázquez, cientos de temazos revivaleros hasta el sonrojo para bros&hos, las cenas a oscuras por la fresca y el constante viaje de un tejado a otro, jugando a perseguir palomas y a situar los campanarios, las grúas y las antenas. Y alguna que otra juerga memorable, como la victoria de Italia el verano anterior, las barbacoas de alta cocina made in Berna o la del viernes pasado. Pronto volveremos a subir para festejar mis 27. Mientras tanto, os espero en el recreo veraniego de Border, comentando la jugada con el Piter. No timbren al portal, no estamos en casa. Traigan pan duro para las palomas y alpiste para los buitres.

Amaneciendo a mediatarde

La otra noche, alguien me dijo que no había cambiado nada. Todo sucedió en un gesto gris, indiscernible entre la nostalgia y el reproche. En el momento, estaba demasiado distraído para hacerle caso y se deshizo entre los hielos de mi copa. Tampoco quise saber más. Ayer tarde me desperté pensando en ello, incapaz de decidir si tenía que tomármelo como un cumplido o como un puñal soslayado. De poco puedo arrepentirme que tenga arreglo. Todo lo demás son sólo cicatrices, fotografías viejas y lo que cabe en una caja de lata. Con el resto, ardí hasta las cenizas y volví en paz conmigo mismo. Se conocen más sitios yendo ligero de equipaje, se aprende a dibujar una ruta propia. Por mucho que lo intente, no encuentro un motivo decente para apartarme de este camino condenado eternamente a repetirse. No me hará mejor, ni más listo ni más interesante. Pero, por lo menos, no tendré que vivir una de vuestras vidas. Prefiero habitar las alturas, encapricharme de placeres amargos y festejar lo que se pueda sobre las azoteas. Prefiero equivocarme. Prefiero el riesgo de no tener dos caras. Lógico que nadie se atreva a rasparme el óxido de la lengua. Aunque todavía queda quien lo intenta. El mundo está lleno de optimistas y farsantes. Escojan bando. Elijo no ser lo que esperan.

Deftones - Change (In the House of Flies)


 

O día internacional do Zurdo


Hoxe ven sendo o día adicado o recoñecemento do orgullo manicho. Mais non aparece nas portadas. Botémoslle unha ollada ás novas do xornal a ver que de bo pasou no mundo. De primeiras, morreu o mítico Les Paul os 94 anos, tras máis de sesenta facendo, vendendo e tocando as mellores guitarras do mundo. O exército israelí, acusado de asasinar once civís que abaneaban bandeiras brancas. O tifón Morakot arrasa o sur de China, deixando cáseque dez mil persoas sen casa, sen eidos e a pouco menos dun milleiro sen vida. Tropas danesas e belgas da OTAN invaden por erro, ou se cadra non, o areal vigués de Samil ante a rexouba xeral dos bañistas e o anoxo da garda civil. Á outra beira do Atlántico, doce anos despois os culpables da matanza de Acteal, armados e pagados polo PRI entón no governo, foron ceibados sen cargos, deixando impune o asasinato a sangue fría de dezaseis nenos, vinte mulleres e nove homes na chamada Columna de la Infamia. En Caracas, un cento de matóns gobernamentais mallan nun fato de xornalistas de diversos canais e diarios locais. En Centroamérica, voltaron os vellos tempos dos golpes de estado, mentres a superpotencia espállase no seu santuario colombiano. Guerra aberta en Afganistán, guerra civil en Irak, guerra sucia en Chechenia, Filipinas, Somalia, Congo e no Xingjiang uigur. Crise económica e promesas baleiras dun mañá mellor. Arden coches nas noites francesas, outra vez en vinganza pola violencia policial contra os mozos da banlieue. Ollando ás paxinas estatais, a oposición española arranxa probas falsas para fuxir das súas contas coa xustiza. En Euskadi, ises mesmos xuices prohiben manifestacións e arrincan fotos de presos das paredes. En Catalunya, un okupa é condeado a tres anos na cadea por esmagarlle o nariz a un antidisturbios dunha sóa puñada. Na Galiza, o próximo luns 17, cabodano do asasinato polas costas de Alexandre Bóveda e dende entón considerado día da Galiza Mártir, recoñecerán trinta e catro anos despois a súa condición de vítima do franquismo. Mentres, nas Canarias, un inmigrante uruguaio sen papeis morre dun infarto sen que ninguén o asista porque o seu xefe empurrouno á rua o quedar inconsciente. Mentres, na Amazonía brasileira, o entertainer sensacionalista e deputado conservador Walter Souza foi detido por ordear crimes para aumentar a audiéncia do seu programa de sucesos na televisión. Para que inventar lerias coa elevada dose de traxedia que nos acompaña. O mundo semella podre. Aínda eu son quen de me decatar diso. E sei que moitas destas novas non van saír no meu informativo de mañá a primeira hora. Tanto ten, esta noite recibín un chivatazo que podería resultar un bo reportaxe que lle vender os xefes. Canta máis desgracia nos arrodee, máis traballo nas redaccións. Só queda apretalos dentes, erguer unha copa á saude da vella lenda da guitarra e seguirlle buscando o senso a tanta tolemia. Jusqu' ici, tout va bien.

collective soul - shine


 

The bigger the lie, the more they believe

Vuelve uno de una pequeña escapada y se da cuenta de que el mundo, como pronosticó Eduardo Galeano, está patas arriba. Los conservadores arrebatan el spray a los punkarras para denunciar el estado policial y los fascistas ponderan a la baja la calidad de una democracia en la que no creen. Y, mientras tanto, su pienso propagandístico cala en la masa. Sus mensajes, difundidos bajo el viejo paradigma de la cortina goebbeliana de mentiras, desvirtúan la verdad hasta amoldarla a su conveniencia. ¿Que nos acusan de robar? Echémosle la culpa a la policía. ¿Que medio partido está implicado en una trama de corrupción que involucra a dos presidentes autonómicos y a un puñado de senadores? La culpa es del Gobierno, que usa a los servicios secretos para conseguir esta información. ¿Y si nuestras propias exageraciones nos delatan? Paso corto y vista larga, que aquí no dimite ni dios. Y nadie se queja, nadie recordará al cabo de unos días. Para algo están Telemadrid, Canal 9 y el chorreo de sucesos y crónica rosa en el resto de canales. Y si no, siempre se le puede enseñar a la secretaria general como grabarse su propia comparecencia ante los medios sin medios en la comodidad de su finquita playera. Viene a ser lo mismo que convocar una rueda de prensa en la que no se permiten preguntas. Hasta Trillo, que debería estar en la cárcel por sus mentiras a las viudas del Yakovlev, salta al ruedo con el farol de que tiene pruebas de todo. Pruebas que nunca verán la luz porque no existen, pruebas que ni el más avezado conspirador de Época podría fabricar. El ciudadano abre los ojos estupefacto ante el truco del prestidigitador y la manipulación sigue su curso. Porque nadie estuvo allí para atar los cabos y denunciar la mentira a gran escala. Qué más da, que sigan muriendo guardias civiles mientras ellos niegan la mayor. Lo dice Fabra, jódanse en silencio.
¿Y por esos mundos, qué es lo que ocurre? Soplan vientos de guerra en Sudamérica por el viejo conflicto entre imperialismo yanqui y populismo guayabero. Unos despliegan más tropas en la Colombia colaboracionista de todos los males del mundo -narcoparamilitares, narcoguerrilla, narcogobierno-, mientras los otros pronuncian acendrados discursos que levantan de nuevo las viejas banderas de los libertadores. Y, aunque en las manos equivocadas, esta vez tampoco sea en vano. En la otra esquina del mundo, Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz ha sido condenada a tres años de trabajos forzados tras más de veinte de arresto domiciliario. La junta militar birmana tiembla con sólo ver su frágil figura en el estrado, desafiando en silencio la credibilidad de sus tribunales.
Al oeste, en Chechenia, la estirpe de mártires de Politkovskaya, Estemírova y Yevloyev sigue creciendo bajo las balas del Ministerio de Interior ruso. Zaremá Saduláyeva y su marido cometieron el error de dirigir una organización juvenil a favor de los derechos humanos crítica con el presidente títere de la república caucásica, Ramzam Kadirov. Por eso, el lunes, cinco hombres armados entraron en sus oficinas, los sacaron a punta de pistola y los encerraron en el maletero de su coche acribillados a balazos. El líder checheno se exculpó con la peor excusa del mundo: "¿Por qué Kadírov asesinaría a una mujer que nadie necesita? Ella no tenía honor, dignidad ni conciencia". Su descaro va más allá de cualquier reproche, su crímen difícilmente encuentre otro castigo que el se reserva para los cipayos. Mientras tanto aquí, allí y en el lugar más remoto sigue siendo verdad el viejo aforismo que pide mentiras grandes para mentes crédulas. Llegará un día en que caigan las máscaras y ya no reconoceremos al enemigo.


Fuego camina conmigo

Me levanta la resaca y me tumba, acto seguido, el sol de agosto. Acción, reacción. Empacho y sed. Permítanme que obvie el tema. Domingo en el que ni se duerme ni se descansa, mero preámbulo de otra semana trabajando en la sombra. Habrá que encender antorchas para iluminar mi camino. Entretanto, el calor derrite las sábanas conmigo dentro. Nadie en la calle sobre el asfalto volcánico, nada que hacer hasta la madrugada. No apetece vagabundear mientras treinta y cinco grados incendian las aceras. Habrá que envolverse en agua y encaramarse más alto en busca del viento, como las gárgolas. Empezó agosto y, una vez más, agosto quiere acabar conmigo.

Smells like good news

Levántate. Pon algo de música. No, esta canción no, mejor la siguiente. Déjala sonar y sube la persiana a su ritmo. Ya ha caído la tarde y el calor todavía golpea las aceras. Resucita en una ducha fría. Desayuna o come o lo que sea, las comidas pierden el nombre y el sentido cuando no bailas al mismo son que los demás. Yao y Li Pi lo saben. Y cuando te quieres dar cuenta, ya se te ha echado encima la medianoche. No importa, sigue sonando tu canción. Silbarás de camino a la redacción, en la puerta del estudio, delante del ordenador y al salir del trabajo, dos horas más tarde que el sol. Entre medias, un guión, un micro y la sensación de estar por fin librando tus propias batallas. Y ganando, por lo menos hasta primavera. A veces, no terminas de creerte que te paguen por esto. No mientras suenan los Allman Brothers.


allman brothers band - jessica

Esperta do teu sono!



Outro ano máis loitando por un país á contra, unha lingua en perigo e un povo privado de historia de seu. Contra o esquecemento, a inxuria e o rudo encono de propios e estranos. Somos a nosa propia memoria e cada día temos que artellala de novo para que non se esvaeza. Ninguén o fará por nós. Somos a testemuña vivinte de séculos de historia que nos pertencen, os fillos da xenreira, o suor e o sangue misturado coa terra e a pedra, terra dos nosos pais, pedras dun fogar noso. Diáspora que non remata e escuro porvir para os que quedan. Loita infinda a nosa, a dun país que se nega teimudamente a non existir. Esta noite, en Compostela, en Bos Aires, na Habana, en Cangas, en Zurich ou en calquer recuncho onde haxa un galego, haberá tamén unha mao ó ceo brindando por todos nós.


Bo día da patria galega, meus!

Himno galego - Himno galego


 

Show me how to live

La encrucijada me busca y yo no quiero engrosar las nutridas filas de los indecisos. Siempre presumí de tener las ideas claras, de conocer el camino a alguna parte y trazar sin un sólo instante de duda mi propia ruta. Pero se rompió entre mis manos el juguete de ilusionista y ahora escruto el horizonte intentando discernir la meta del puro espejismo. No sé si hay mejor alternativa que lanzarse al vacío, abandonar el camino asfaltado para buscar el origen de los escalofríos que recorren tu espalda. Me perderé, fracasaré, me arrepentiré y todos los demás pretéritos perfectos simples se harán añicos sobre mi cabeza. O puede que no. Al final, va a ser verdad que soy gato callejero y que algún día sólo sabré caer de pie. Por el momento, nadie enseña cómo vivir.


Videos tu.tv

тот ру́сский кляп

Sigo viviendo en la noche, rompiendo los silencios desde micros reaccionarios. Y todavía no consigo acostumbrarme al amargo canibalismo de escribir sobre la muerte de un compañero. Otra vez en Rusia, otra vez dos balas silencian la voz que denuncia la guerra sucia de Chechenia. Esta vez le ha tocado a Natalya Estemirova, periodista y defensora de los derechos humanos, por investigar los crímenes rusos al norte del Caúcaso. Por denunciar las violaciones, las palizas, la tortura y los asesinatos de los servicios secretos del Kremlin. Como el suyo, raptada en su casa en Grozni y abandonada en un bosque en la vecina Ingushetia con un balazo en el pecho y otro en la cabeza. Como el de su amiga Anna Politkóvskaya, cuyos asesinos han sido absueltos en un juicio sin garantías legales. Como Magomed Yevloyev, al que se le aplicó la ley de fugas. Como Aleksander Litvinenko, cruelmente envenenado con radiaciones en su exilio londinense. Como todas esas víctimas rusas, ingushes y chechenas que siguen muriendo en la interminable guerra sucia. Una guerra que aún sigue sumando muertos diez años después de terminar oficialmente.
Natalya Estemirova fue asesinada por denunciar una ejecución extrajudicial a manos del mafioso y presidente prorruso de Chechenia, Ramzam Kadirov. Hoy mismo, el propio Kadirov ha prometido "hacer lo que pueda y más" para hallar a los culpables, que, como todos saben, son agentes a su cargo o asesinos a sueldo de su gobierno. Dmitri Medvedev, jefe del anterior en su función de presidente de la Federación Rusa, se ha manifestado "indignado" por el asesinato. Vladimir Putin, jefe de todos ellos y tirano mayor de este mal remedo de democracia, asegura que "pondrá a los mejores hombres en el caso". Que horrible sarcasmo el del verdugo que dice jugar a favor de la víctima. Ellos entierran hoy una periodista valiente y comprometida, una activista crucial para las libertades en Rusia, una medalla Schuman del Parlamento Europeo y un premio del Congreso Sueco a la defensa de los derechos humanos. Pero no podrán acallar las voces que denuncian su crimen abyecto y, por eso, muchos seguirán muriendo.
Menos mal que, al amanecer, puedo huir a ahogarme en sobaos, humo, tinieblas y Gogol Bordello. Buenas noches para mí y buen día a la ciudadanía diurna, ahora que vosotros os levantais y yo corro a refugiarme en la madriguera. Hasta que caiga el sol.

gogol bordello - wonderlust king


 

Casi como vacaciones

Habito las horas que todos desean pero nadie quiere. Enciendo luces a destiempo y mi cara no cuadra con la de los demás en la calle. No me importa. Desayuno sus ojeras y me acuesto entre sus trajines. Qué más da ser el único que sonríe en el metro a las ocho de la mañana. Qué importa que las victorias carezcan de público en las gradas. Sigo ahí, después de tantos obstáculos, después de nueve meses esquivando golpes de gracia. El hombre mordió al perro, el toro mató al torero y Murphy se envainó sus rutinas. He vuelto a cazar onda en el más improbable giro de guión. Ya iba siendo hora de que me pagasen por ser un noctámbulo, con buen dinero del capitalismo.

dead kennedys - holiday in cambodia


This is not a love song


La exposición prolongada a la actualidad informativa provoca cinismo. Corrupción política, jueces en venta, golpes de estado, violaciones masivas, genocidio... todo ello ya está planificado y previsto en las agendas de los medios. Hoy es jueves, toca contar los muertos en la interminable represión china. Ciento cincuenta y seis, según la dictadura "maoista de mercado"; más de seiscientos, clama la oposición uigur. Y ambas cifras seguirán creciendo. Como la de los presos políticos, que supera los doscientos mil y les convierte en uno de los pueblos más ferozmente oprimidos del planeta. Para empezar, el presidente chino, Hu Jintao, retornado expresamente de la reunión del G-8, ha prometido la pena de muerte a los líderes de la revuelta. Tiene más de mil quinientos detenidos donde escoger.

Hoy, miles de soldados y paramilitares chinos toman las calles de Urumqi, capital del semiautónomo Turquestán Oriental, después de tres días de impunidad a la limpieza étnica de los han. Ese es el castigo del gobierno chino a los levantiscos, dejar la ciudad en manos de patrullas callejeras de linchamiento a la "caza del moro". Esta imagen refleja la de Guangdong hace una semana, cuando se gestó la masacre. Entonces, las autoridades no hicieron nada para impedir que una turba enfurecida acorralase a ochocientos inmigrantes uigures y torturase hasta la muerte a quince de ellos. Ahora, los mismos batallones enviados para pacificar disparan indiscriminadamente a la muchedumbre. La revuelta del pueblo uigur no surge de un afán terrorista o una manipulación extranjera, como sugieren los medios del régimen, sino de la persecución que éstos sufren en su propia tierra.

Desde que China retomó el control de este área, mayoritariamente musulmana y emparentada con las repúblicas surasiáticas de la URSS, puso en marcha un plan de colonización y asimilación propio del estalinismo de postguerra o de los metódicos genocidios indígenas del Imperio Británico. Tíbet, Mongolia y el Uigurstán sufrieron los métodos de expansionismo agresivo aprendidos del Imperio Japonés. Multiplicó por veinticinco la presencia de chinos de la mayoritaria etnia han, que hoy son mayoría en la capital y parte de la región. Al mismo tiempo, forzó la dispersión de la población nativa, empobreciéndola a pesar de las grandes riquezas que atesora. Por que todo esto, por si no se han dado cuenta, se hace por dinero. Por petróleo y gas natural y por que así funcionan las dictaduras.

Como siempre que hay dinero en alguna parte, surge violencia que responde a un plan prefijado. Como los diamantes del Congo o el petróleo irakí. Y China tiene su propio plan de solución final. El primer paso ha sido alentar despiadadamente la violencia interétnica. El segundo, invadir la zona para completar la "pacificación". El tercero, silenciar a la prensa y poner a trabajar los lobbys de presión y la maquinaria de la intoxicación propagandística. El próximo paso será con toda seguridad la guerra sucia, plagada de juicios sumarísimos, propaganda, tortura, y ejecuciones multitudinarias de las que, probablemente, nunca sabremos nada. Por que así es como funcionan las cosas cuando se trata de China, una dictadura que ningún país condena.

Fue vergonzoso ver como los medios de comunicación mundiales silenciaron durante los meses previos a las Olimpiadas de Pekín cualquier noticia referente a la violación cotidiana de los Derechos Humanos en la República Popular. Como pude comprobar de primera mano, en España también. Será por que mandan mucho en la ONU, de hecho, la gran mayoría de los países no reconoce a su vecino Taiwán para no contrariales. Nadie quiere levantar las iras del gran estado orwelliano donde paz significa muerte y donde verdad siempre quiere decir censura.

Algunos hablan esperanzados de que las revueltas ciudadanas son más poderosas gracias a Twitter y otros medios de comunicación que regatean la dictadura. Por desgracia, la manipulación, la diplomacia gris y las balas siguen siendo más efectivas. Definitivamente, meus, isto non é unha canción de amor. Feliz despertar.

New dawn fades

Últimamente, me dedico a retomar viejos vicios y a coleccionar amaneceres. Y a reescribir cada una de las horas para adaptarme a vivir mientras dormís. Diez pisos sobre vuestras cabezas, me encaramo al runrún de los diales y perturbo vuestro sueño susurrando impertinencias. Al final de la jornada, mientras los oficinistas retoman sus rutinas, vuelvo silbando a casa, abrazado al fresco de la mañana de otro verano en la ciudad. Al salir el sol, esquivo su luz doblando las esquinas y desaparezco.

moby - new dawn fades


 

Back in black

Cumplí mi palabra y huí por el asfalto que lleva hasta el océano. Recién aterrizado en el mundo real, después de perderme fugazmente en los canales y arenales de Aveiro. Desconectado de cualquier realidad exterior tras mi disfraz de turista pies-negros, a mi llegada vuelvo a encontrarme que el mundo no ha aminorado su implacable inercia hacia el caos y la estupidez. En estos últimos tres días, los aviones siguen cayendo sobre el océano y los trenes explotan en las vías. Doce personas han decidido suicidarse para estar al lado de su ídolo, Michael Jackson. Al menos otras treinta han muerto en Irak a causa de un coche bomba que saludaba el deseado fin de la ocupación americana. Mientras, en Tegucigalpa, los militares asaltaron a balazo limpio el palacio presidencial para expulsar del país en pijama al líder democráticamente elegido. Parece suficiente trajín para setenta y dos horas pero no hemos hecho más que empezar.


En Irán, acallada a tiros la revuelta de las pasadas semanas, ha comenzado la purga a puerta cerrada. Al oeste, Bernard Madoff ha sido condenado a ciento cincuenta años de cárcel que, en la práctica, se quedarán en menos de cinco, mientras sus amigotes siguen repartiendo dividendos y exprimiendo vuestras hipotecas. ¿Qué será de la Justicia? Una madrileña de veinte años ha dejado huérfano a su hijo recién nacido al convertirse en la primera víctima mortal de Gripe A en la Península Ibérica. El 27% de los inmigrados en España están en paro y, al tiempo que algunos regresan o buscan nuevos destinos, otros siguen viniendo a darse de bruces con una Europa decadente cerrada a cal y canto. Na Galiza, las primeras medidas del gobierno conservador han sido la eliminación de la lengua vernácula de las oposiciones públicas y la supresión de los libros de textos gratuítos para los escolares. Demasiados cabos sueltos que procesar para volver a acostumbrarse a la cruda cadencia de las desgracias. Hace demasiado calor, no consigo conciliar el sueño y ya no tengo cinco kilómetros de arena virgen y Atlántico ante los ojos. Hasta aquí puedo leer. Comienza Julio, vuelvo a las ondas.


acdc - back in black


 

Ponga usted fin a sus rutinas, ¡coño ya!

Llegó la hora de dejar atrás esta tediosa vida a fuego lento. Se resquebrajó la piedra y, tras ella, se vislumbra un horizonte inédito. Un horizonte largo tiempo deseado. De pronto, los días ya no se parecen, el tiempo no sobra y hay que dosificarlo como la más pura de las drogas. De pronto, hay algo que hacer y los cabos sueltos se desvanecen. Los músculos se desentumecen y reclaman acción. Habrá que dársela. En principio, habrá que retar a las autovías que llevan a Portugal antes de la deseada muerte de Junio. En el radiocassete atronarán Los Chichos durante el camino del Douro al Tejo. Y para entonces, mi rutina se habrá hecho añicos. Y nunca más siempre igual.

Punto de no retorno


Ángulos, curvas, vueltas de esquina. Cambios de rasante, giros injustificados en la línea argumental. Descalzo sobre la línea que separa esto de cualquier otra parte, con los pies desnudos sobre un filo de navaja. Hormiguea entre mis dedos el impulso de un salto al vacío. La incertidumbre atormenta y seduce, susurrándome al oído viciados cantos de sirena. Arde mi cabeza mientras no termina de consumirse el odioso plazo a la nada. Millones de promesas y tan poco tiempo. Se agotó la lista de los planes de huída y no hay respuestas en mi feria ambulante de papeles arrugados. El gato callejero se ha cansado de vagar y persigue el reflejo lejano de un rumbo que tomar. Escasea el material del que se fabrican los sueños en color y mañana todo puede hacerse carne en forma de llamada de teléfono. O venirse abajo una vez más, esparciéndose por el suelo con la corriente generalizada de la miseria y la ponzoña. Se me ha hecho tarde, una noche más. Horas después del amanecer, llegará el momento de afrontar el envite. Hasta entonces, sólo puedo dormir o desafiar al sueño con el ceño fruncido. Quienes sepan algo de mí adivinarán la respuesta.


the rolling stones - stray cat blues


Virxilio Vieitez


O verán pasado, por estas datas, morreu o meirande fotógrafo galego. Creador afouto, soubo retratar e conservar a atmósfera dunha Galiza que xa non esiste, unha terra de panos negros, emigrados e lar de familia, de fame e de sinxela ledicia.


Un país reflictido no esceario illado da Terra de Montes dos cincuenta ós setenta. Percorreu vila tras vila facendo ata fotos de carné, durmindo nos palleiros das aldeas e queimando unha vella Lambretta polos carreiros. Mais soubo triunfar en París no mesmo intre no que chegou.


Morreu Vieitez o mesmo mes que Photoespaña lle tributaba homenaxe, mais alleo a comandiña dos seguidistas, trasformado el mesmo nunha persoaxe das súas propias fotografías. Por iso ninguén lembrará o seu nome o ano que ven, quizais porque nos doe o noso pasado ou pola falla de costume de recoñecer o talento dun paisano. Un brinde polos vellos tolos que o fixeron todo moito antes ca nós, cen veces millor e loitando con todo en contra. Gracias a eles, a Galiza dos nosos avós segue viva en algures e nós temos uns referentes onde nos apoiar para chegar máis alto.

top