тот ру́сский кляп

Sigo viviendo en la noche, rompiendo los silencios desde micros reaccionarios. Y todavía no consigo acostumbrarme al amargo canibalismo de escribir sobre la muerte de un compañero. Otra vez en Rusia, otra vez dos balas silencian la voz que denuncia la guerra sucia de Chechenia. Esta vez le ha tocado a Natalya Estemirova, periodista y defensora de los derechos humanos, por investigar los crímenes rusos al norte del Caúcaso. Por denunciar las violaciones, las palizas, la tortura y los asesinatos de los servicios secretos del Kremlin. Como el suyo, raptada en su casa en Grozni y abandonada en un bosque en la vecina Ingushetia con un balazo en el pecho y otro en la cabeza. Como el de su amiga Anna Politkóvskaya, cuyos asesinos han sido absueltos en un juicio sin garantías legales. Como Magomed Yevloyev, al que se le aplicó la ley de fugas. Como Aleksander Litvinenko, cruelmente envenenado con radiaciones en su exilio londinense. Como todas esas víctimas rusas, ingushes y chechenas que siguen muriendo en la interminable guerra sucia. Una guerra que aún sigue sumando muertos diez años después de terminar oficialmente.
Natalya Estemirova fue asesinada por denunciar una ejecución extrajudicial a manos del mafioso y presidente prorruso de Chechenia, Ramzam Kadirov. Hoy mismo, el propio Kadirov ha prometido "hacer lo que pueda y más" para hallar a los culpables, que, como todos saben, son agentes a su cargo o asesinos a sueldo de su gobierno. Dmitri Medvedev, jefe del anterior en su función de presidente de la Federación Rusa, se ha manifestado "indignado" por el asesinato. Vladimir Putin, jefe de todos ellos y tirano mayor de este mal remedo de democracia, asegura que "pondrá a los mejores hombres en el caso". Que horrible sarcasmo el del verdugo que dice jugar a favor de la víctima. Ellos entierran hoy una periodista valiente y comprometida, una activista crucial para las libertades en Rusia, una medalla Schuman del Parlamento Europeo y un premio del Congreso Sueco a la defensa de los derechos humanos. Pero no podrán acallar las voces que denuncian su crimen abyecto y, por eso, muchos seguirán muriendo.
Menos mal que, al amanecer, puedo huir a ahogarme en sobaos, humo, tinieblas y Gogol Bordello. Buenas noches para mí y buen día a la ciudadanía diurna, ahora que vosotros os levantais y yo corro a refugiarme en la madriguera. Hasta que caiga el sol.

gogol bordello - wonderlust king


 

1 divagando:

amaia arrazola disse...

TA-TA-TA-TA-TÁ
metralla en las ondas?

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