
A veces, sucede. Puedes haberlo esperado siempre, haberlo perdido casi a punto de conseguirlo, haber olvidado incluso la posibilidad de que ocurra. Y, de improvisto, sucede. En el momento menos esperado, en cualquier lugar, puedes notar ese leve roce cargado de electricidad. A veces, una casualidad define el resto de tu vida, un instante de tiempo líquido en el que sumergirse para siempre. A veces, basta un momento para quemar lo que no debe de renacer del fuego y empezar el cuento de nuevo. Hay miradas que valen más que mil conversaciones, hay conversaciones que no se agotan nunca.
A veces, la música brota hasta de las alcantarillas y la hierba, de las paredes. A veces, aunque sea demasiado temprano y llueva, puede que amanezcas sonriendo.