


> Sometimes Salvation, The Black Crowes
> Paralaia, Xosé Manuel Budiño
> Carne pa la Picadora, La Polla
> Where is my mind, Pixies
> Ferrol, Los Limones
> Who´s gonna be your sweet man when I´m gone, Muddy Waters
> Licor café, Lamatumbá
> Sabotage, Beastie Boys
> La carrera, Extremoduro
> A House is not a Motel, Hellacopters
> Given to Fly, Pearl Jam
> Heredeiros dunha dictadura, Dios ke te Crew
Una última recomendación para encarar diciembre: Turn the page, del Garage Inc. de Metallica. Ya nos veremos, me largo una semana a Ourense a disfrutar de unas buenas vacaciones de recién parado. Deicalogo...


Ha llovido muchísmo desde aquella, pero quizás ahora ese sea el mejor diagnóstico que pueda aplicarme. Sólo dos días más, viernes y sábado. Después ya no quedará más remedio que despertar del dulce delirio de mis ahoras y comenzar a reconstruirme con lo que ha quedado en pie tras la tormenta. Una vez más, camino de samadhi.
La culpa no es de Robert Johnson ni de Elmore James. Tampoco voy a repetir mis clichés depresivos mientras esbozo este paisaje demasiado cotidiano. Podría cartografiarlo centímetro a centímetro, contar mis conversaciones con la pintura del techo, describir cómo me come el vacío por dentro mientras el amanecer desvirga otra vez las persianas. Pero esta no es como una de esas postales que dicen "estoy en tal sitio, todo es precioso, me quedaré una temporada". Esta dice "he tocado fondo y volveré en cuanto sepa cómo salir de aquí".

Fue esta tarde, rumiando la pereza y el caos apalancado en el sofá, mirando llover como las vacas ven pasar los trenes. A la deriva, tanto que oprime el pecho y el aire escasea. Un segundo antes de que se me cayera la casa encima, ya estaba chapoteando en los charcos de la acera, deambulando por las calles de un Madrid inédito, casi virgen. La gran ciudad lo sabe todo menos enfrentarse a la lluvia. Cualquier leve orballo rompe el devenir bovino de las riadas humanas, la rutina plastificada de una multitud solitaria se desvanece introduciendo una dosis de caos y de humanidad que inunda las calles. Puede que sólo sea por que desde siempre jugué a buscar significados arcanos en los cielos grises, tanto da. La ciudad inhóspita se sacude las gotas de lluvia bajo los soportales y es entonces cuando se muestra sin su habitual desidia, calada y sonrojada como sólo pueden calarse y sonrojarse las muchachas bonitas bajo el aguacero.
Lo sé. No tiene mucho sentido empezar hablando de colores del ánimo y luego perderse divagando sobre fenómenos atmósféricos, pero para mí significa algo. Me he cansado de los caminos cuesta abajo, de vagabundear para poder huir de mí mismo y volver a encontrarme invariablemente en este lecho sin salida de emergencia. Ya basta. Hay que mojarse para encontrar a la muchacha bonita en la tormenta. Es hora de levantarse y comenzar a encajar los golpes.

Lo siento, Gus, una vez más me demoro en este diario inestable. No hubo Reperkusión´06 y mira que lo siento. Se que dilato las pausas valorativas y que no tengo excusa. Muy pronto, me asomaré más a menudo, desde un nuevo charraro que jubilará definitivamente a mi vieja ferralla. Sin sede fija, sin trabajo, frente a una enorme página en blanco que emborronar. Todo está por hacer, luego nada es imposible. Ya os iré contando.
Mientras tanto, un fragmento prestado de saudade irredenta, de verde rebelde que nace de las cenizas de la vergüenza calcinada:
O meu país

os cartos e os poderes adicados
a convencerme de que non hai tal país
que é invisible
unha alucinación
un delirio.
Estevo Creus
Decrúa

Lo prometido es deuda. A partir de ahora, ya hay dos agujeros de cerradura a través de los que asomarse. En diez días o así, volveré para apuntarme al Reperkusión'06 (lo mío es cargar amplis y montar escenarios) y para volver a apalancarme en el sofá del tío Gus, al calor de la buena música (PSYQUENCE, todo un descubrimiento), del humo envolvente y los buenos colegas.
P.D.: Pronto, muy pronto, podrás oler el salitre... y catar esta piel renegría. Pasada la quincena, sólo queda esperar. How I wish you were here...
No muy a menudo, las figuras de cierto lustre político dejan entrever más allá de la máscara de la corrección, el consenso y el lenguaje políticamente correcto. Muchos sólo dejan ver la mueca involuntaria, el ademán distraído bajo la lluvia plomiza del discurso premeditado, para todos los públicos. Sólo en situaciones de tensión, cuando la situación parece serles radicalmente adversa, se les despeinan los lacados mechones de sus flequillos y los espumarajos asoman a flor de labios.
1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado de su libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma previstos en la ley.
2. La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en todo caso, en el plazo máximo de setenta y dos horas, el detenido deberá ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial.
1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.
Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.
¿Protegen los poderes públicos el acceso a la vivienda digna? ¿Reconocen sus Fuerzas de Seguridad el derecho a la libre reunión? ¿Nos protege la ley contra la violencia policial y la detención arbitraria? Madrid, primavera de 2006: los antidisturbios de la Policía Nacional derogan de manera tácita los artículos 15, 17 y 21 de la Constitución para reprimir la manifestación pacífica que reclama la aplicación del artículo 47 de dicho código legal. Una vez más, sus bellos principios enunciados en ampulosos eufemismos no son más que la coartada que esconde la protección gubernamental del expolio y el amparo a la especulación. Los delincuentes de traje y corbata que se enriquecen a costa de las necesidades de todos son los que dirigen la represión de toda disidencia. Y sus voceros (Antena 3 en concreto) estuvieron allí mirando hacia otro lado, apoyando la brutalidad y criminalizando toda protesta. Maquinaria perfecta y bien engrasada de la que somos mudos cómplices.
Una vez más, su democracia es mentira.

> La "campechanía", es decir, dejarse rozar por el "pueblo llano" sin poner cara de asco y bromear con altos mandatarios como si fueran amiguetes del botellón.

>Los rumores sobre la supuesta vida extraconyugal desenfrenada de Juancar con todo tipo de señoritas del mundo rosa, lo que le ha granjeado la simpatía del macho ibérico, capaz de ver así en el augusto Borbón a un prototipo perfecto de español de raza que, por encima de sus responsabilidades, sabe divertirse a la antigua usanza, a la más antigua de todas.
Sin embargo, como reza el dicho, no hay mal que cien años dure, y el truquito del decorativo rey bobo comienza a hacer aguas. Cuando reine Felipito, muy guapete pero un poco acartonao al gusto de la masa plebeya, ¿cómo garantizará la Corona su futuro? ¿Qué zanahoria atarán al palo del burro España para que siga tirando del carro y alimentando a parásitos de sangre azul? Ayer mismo, Letizia I, la Sugerente, nos mostró la nueva arma regia para seducir a los súbditos más jóvenes:

¿Cuántos jovenzuelos habrán descubierto en estas imágenes el primer escozor de la pubertad? ¿Cuántos habrán incluído a la Princesa en sus más tórridas fantasías? ¿Cuántos se lo habrán puesto de fondo de pantalla del móvil? Una vez más, la sangre azul impone su elevado sentido de la estategia sociológica. En un mundo que se convulsiona al son de los pecaminosos acordes del reggaeton, en el que el sexo duro se encuentra en cada esquina, la monarquía ha conseguido invadir el último espacio privado de sus siervos. Ya ni pajas nos podemos hacer tranquilos.
Dudas para terminar: ¿Acabaré en el talego por esto? ¿Es un conjunto color carne para abuelas o unas inocentes braguitas blancas estilo Chicho Terremo? ¿Para cuándo un posado en condiciones en la Interviú?

En lo que respecta a la radio, puedo decir que he conseguido algo muy importante a nivel profesional aunque no lo parezca: Jungla Urbana, el programa que el maestro Fernando Evangelio y yo mismo hemos defendido cada jueves en la media tarde de Onda Mayor, ha salido adelante con mucha elegancia y ha conseguido reafirmar más si cabe mi incondicional fanatismo por las ondas herzianas. En esta experiencia, nada mejor que nuestro equipo, una escolta de lujo formada por lo mejorcito de la factoría Chaminade: Bolo desgranando lo más fresco del panorama musical, Proudhom timonel de las actividades univeritarias, Arantza como brújula cultural de lo más interesante de la capital, Almu deshojando dulcemente los grandes clásicos del cine, Miguel busceando en la memoria colectiva y colegial e Iñigo como juez y parte de la única ventana mediática del deporte universitario. A los mandos de la nave, Luisito, el hombre "marrón", y asistiendo desde el exterior, nuestros colaboradores más versátiles: el perpetuo invitado Pablo y el trepa del post-it, Sito, en la crítica teatral. Un grupo enorme que ha funcionado a la perfección, tanto en el estudio como en las polémicas "cenas de programa". Cuatro meses intensos que prometen continuar tras el verano. Ya lo saben, últimos días de Jungla Urbana en esta temporada; este jueves 1, penúlitma sesión de 16 a 17.30 en Onda Mayor.
En la chistera, proyectos de futuro como Huevorrollo, espacio caótico y divertido para la Onda Mayor del año próximo. Sierra, Juan, Guilley a los platos, Leiro y el misterio,... promete guerra. A nivel más profesional, un contratillo de suplente en el megafonía de la Vaguada, a cargo de la SER (hay que ganarse unos duros) y el Master de Radio de RNE, si todo sale como debería este julio. Más cosas: mudanza este verano, huída estival de Madrid por primera vez en tres años.
Os aburro con mis historias, por eso a veces desaparezco de este país de placeres amargos. Como aquella inovidable sorpresa de Lisboa, como cada vez que puedo huír a tu regazo. Por hoy basta, vayan descorchando por mí el champán del aniversario, que pronto brindaré con todos. Y esta vez, prometo volver con ganas. Ha sido un año grande, ¿verdad, gafas?
Gracias por seguir ahí

Día a día, en este simulacro totalitario que se empeñan en llamar democracia, todos y cada uno de los ciudadanos del "mundo libre", en sus versiones de primera, segunda y tercera clase, pueden comprobar sin apenas esfuerzo la magnitud de la falacia. Hablan de libertad, de representación de la voluntad ciudadana, pero en realidad los políticos y sus voceros saben que nada es cierto. Poco más que masa empujada a elegir entre dos o tres versiones de una misma mentira. No existe espacio para ninguna propuesta fuera del redil ideológico que impone un falso consenso, corrompido para poder ser utilizado como la más sutil forma de censura.
Podemos ver los hilos que manejan este guiñol de marionetas que representan ante nosotros, jugando con nuestros ideales, mercadeando con nuestros derechos. En este mundo libre, el derecho a la vivienda digna, al empleo digno, a la dignidad misma, no son más que derechos proscritos, libertades arrancadas con cloroformo para continuar el expolio que nos rige. Lo dijo Galeano, "cuanto más libres andan las corporaciones, más presa está la gente".
Su mentira tiene pechos de plástico y la sonrisa edulcorada, pero su mecanismo opresivo cada vez es más evidente. El palo y la zanahoria para hacer andar al burro. Policías y políticos, pistolas y demagogia para que las piezas perpetúen el engranaje. Mientras unos nos distraen con sus juegos de crispación, los otros nos vigilan escondidos tras las porras, esperando el momento en que echemos abajo el telón del teatro de la "normalidad democrática". Día a día, el mundo se vuelve más injusto y a los medios les resulta más difícil edulcorar el conflicto. Su mentira se resquebraja al mismo ritmo que se pertrechan las brigadas antidisturbios. Algún día reventará la rabia y sus pistoleros dejarán de dirigir el tráfico para volver a entrar a tiros en nuestros parlamentos. Hasta entonces, seguirá la rutina del pan y el circo.

Cartulina multicolor, tijeras, rotuladores, humo, litronas y seis tarados con mucho tiempo libre. Ingredientes de una noche para recordar. Reunidos ante un tablero artesanal de risk, construído a escala tres veces mayor que el original (tres veces más grande, tres veces más complejo, tres veces más rallante), comenzaron a pasar horas y horas de juego frenético, con las clásicas alianzas de vida incierta, ataques sorpresa, batallas de treinta contra treinta y, como no, el run-run casi musical de los dados. Para curar los nervios propios del juego, nada mejor que dos piezas de plastilina negra para construir las maravillas de cada civilización.
Puede que nunca volvamos a jugar (la noche fue larga y agotadora), pero ha quedado algo indeleble. La historia recordará los nombres de los valientes que se atrevieron a jugar una partida imposible: Isaac, artesano original y ejemplo de genocida compasivo; Asti, ideólogo del tablero y némesis acérrimo; Nico, mano de obra y estratega cervecero; Juako, dueño de Europa y "víctima" de las reglas; y vuestro humilde narrador, comandante del ejército negro y proveedor de humo a los pajarillos.
¿Qué quién ganó? ¿Acaso lo dudáis?
"Te juro que como tierra, mi madre dice que es muy sano"
(De nuevo Almu)
Hay un nuevo talento en ciernes. Aviso: esta sección corre peligro de ser usurpada por la nueva lengua más rápida a este lado del Manzanares. A cubierto que dispara.
Almu dixit, una gran cita de hondo calado filosófico. Moraleja: por la boca morimos todos, todos llevamos un pequeño Metralla dentro deseando salir y esputar.
Ya os contaré luego...

Amigos musulmanes, católicos, judíos, budistas o adoradores del becerro dorado, ¡QUE OS DEN POR EL CULO! Vuestra y de vuestras verdades absolutas es la culpa de muchos siglos de Cruzadas, Guerras de Religíon, Pogromos y Holocaustos varios. Día a día, los sacerdotes del odio claman contra todo lo laico desde sus púlpitos/minaretes, tildando a lo "sin Dios" de abominación de Satanás culpable de enfermedades y depravación sin cuento. Mentira. Otra mentira más de su hecho religioso.
Los no creyentes tenemos que vigilar y autocensurar nuestras manifestaciones de no-fe para que nadie se sienta ofendido, para que nadie se sienta ridículo postrado de rodillas ante un ídolo de madera.¿Y ellos? Nunca se han cortado de castigarnos a sus infiernos o hacernos blanco de sus bombas, culpabilizándonos de la misma cuesta abajo de la espiritualidad que les está vaciando los templos, pero que, al mismo tiempo, engrosa las filas de los múltiples fundamentalismos confesionales. Ya basta.Ya son demasiados siglos de manipulación religiosa con fines políticos. Nadie debe callarlo: Mahoma es un terrorista, Jesús es un cruzado, pero porque el hombre, a la vez acólito y sumo hacedor de dioses, les puso armas en la mano. ¿Llegará la Tercera Guerra Mundial? ¿En qué bando seremos bien recibidos los ateos?


No ha pasado tanto tiempo. Las líneas están más difusas, las cadenas son más suaves, la indiferencia aletarga las conciencias, pero seguimos aquí y allí, separados para siempre, enfrentados hasta el final. Tras el despotismo de su maquinaria "democrática", funcionaria y policial, se esconde la dominación arcana del poderoso, defensor de su expolio con las armas del mercenario y el torturador. Nos cruzamos en las calles y podemos distinguirnos en seguida, en sus miradas altivas, en nuestros puños cerrados.

Come l'acciaio resiste la citta'
Strade di Stalingrado, di sangue siete lastricate;
ride una donna di granito su mille barricate.
D'ora in poi trovera' Stalingrado in ogni citta'.
l'inverno mette il gelo nelle ossa,
ma dentro le prigioni l'aria brucia come se
cantasse il coro dell'Armata Rossa.
sette bicchieri che brindano a Lenin
e Stalingrado arriva nella cascina e nel fienile,
vola un berretto, un uomo ride e prepara il suo fucile.
Sulla sua strada gelata la croce uncinata lo sa
D'ora in poi trovera' Stalingrado in ogni citta'

¡Nena, a mi no me gusta ser tu chacha, a mi me gusta ser tu chico latino!

Iste non é o primeiro golpe do aparato politíco policial contra un movimento sinalado pero imparávelmente crecente na Galiza. As forzas de seguridade do estado estánse a empregar a fundo para tensar o máximo a situazón. Ista mesma semana, os asistentes a unha charla sobre a situación do movimento nacionalista trala vaga represiva foron ameazados pola policía compostelana con seren detidos por "resistencia á autoridade". Dende o pasado mes de agosto, Giana Rodrígues e Uxío Caamanho permanecen nas prisións de Brieva e Navalcarnero, respeitivamente, a espera de seren xulgados pola súa presunta participación no incendio dun caixeiro automático. Mentres, as organizacións xuvenís AGIR e BRIGA son amezadas coa ilegalizazón. En setembro de 2004 o militante Diego Vinha morre en Arteixo, durante a súa estadía nas dependencias da Garda Civil. O silencio guvenamental e meiático continúa (Arteixo non é Roquetas). Por outra banda, Francisco Vázquez, alcalde "socialista" da Coruña, emprega 15.580 euros mensais do peto do concello para protexer a bandeira española, sita no paseio do Orzán, con efectivos policiais as vintecatro horas do día. ¿De quén? ¿Contra quén?
A situación é crítica mentres os meios de comunicazón calan. Compre, máis ca nunca, reflexionar sobre a caste de democracia que somos, permitindo todo aquelo polo que se luitou fai só trinta anos. Recordemos as verbas de Bertolt Brecht: "Primeiro viñeron a prender os comunistas, pero eu non falei porque non era comunista...". ¿Virán algún día a por nós?
Juan sube al avión por el pasillo enmoquetado del brazo mecánico. Traje a medida, zapatos lustrados, maletín de cuero y manos callosas de quien no nació para ser servido. Mirada inquisitiva y desconfiada, producto del medrar desde lo más bajo, con la única idea no seguir la tradición familiar de amasar miseria encadenado a una tierra ingrata. Anillos de oro y gemelos con sus iniciales esconden el pelo de la dehesa del venido a más. Media sonrisa desafiante, cabellos untados en brillantina espesa, vientre inflado de exceso que no recuerda lo que es la penuria. Cuarenta años atrás, con una maleta de cartón y un billete para ultramar, juró morir antes de volver a la tierra yerma de sus padres. Ahora, un subalterno cetrino descarga su equipaje del Mercedes blanco para acarrearlo al mostrador de fracturación.
Arriba, encaramado sobre las nubes, Juan sabe qué está sobrevolando. Se lo están diciendo a gritos sus entrañas. A miles de pies bajo su orondo trasero, su hogar sin morriña se extiende como una tela vieja cosida de retazos. Una turbulencia, traga saliva. A la tercera, mareos y remolino de azafatas en los pasillos. El piloto murmura leves excusas en una confusa lengua germánica mientras caen las máscaras de oxígeno. Las nubes quedan atrás y el suelo se hace grande en los ojos de buey del pájaro herido. Juan suda agua amarga que juega a suspenderse en el vacío desde su bigotillo. Vuelo en picado, gritos de histeria de los que se encomiendan a un dios duro de oído. Segundos antes de la colisión, vuelve a su mente el olor del establo, el sol de la vendimia, la voz de su padre. Todo su viaje hacia arriba se le revela como un sueño vano, un esfuerzo sin sentido de tortuga patas arriba, el camino de ida y vuelta de un escupitajo proyectado al aire. Demasiado tarde para mirar atrás. Las tradiciones familiares, antes o después, terminan por hacer valer su lógica inexorable. Entre el amasijo de hierros calcinados, los restos del indiano se funden con el barro que un día maldijo. Llámenlo justicia poética.