Profecías para idiotas

Nos mintieron, una vez más. Estos días atrás, mientras la prima de riesgo subía y el gobierno buscaba nuevos agujeros en los que esconderse de las cámaras, el coro catastrofista de medios e instituciones europeas nos aseguró que, si no ganaban los "buenos" en las elecciones de Grecia, llegaría el apocalipsis. Para apoyar este razonamiento, los principales líderes de la UE, con Angela Merkel a la cabeza, iniciaron una campaña de miedo que podría resumirse en el siguiente lema: "o hay mayoría parlamentaria para los que apoyan el rescate o Grecia será expulsada del euro". Dicho de otra manera, si ganaba la coalición de izquierda Syriza, que solicitaba renegociar los recortes exigidos para otorgar el rescate, el país sería condenado a los abismos. Un chantaje antidemocrático en toda regla que ha condicionado el resultado de los comicios helenos y que, vistos los malos datos en bolsas y deuda de ayer y hoy, no ha surtido el efecto prometido. Al poco de conocerse los primeros sondeos que daban la victoria a los conservadores griegos, Berlín difundió el mensaje de que el nuevo gobierno heleno podría renegociar su rescate, aunque de manera limitada. Es decir, lo mismo que solicitaba Syriza en su programa y exactamente el mismo mensaje que han lanzado los conservadores griegos la mañana poselectoral. Demonizaron a la izquierda y, al final, se han apropiado de su propuesta. Qué novedad.

Mirando al estado español, vemos más profecías erróneas de los mercados. Se dijo que la presión se relajaría después de las reformas laboral y financiera, y no fue así. Después de descubrir los múltiples agujeros y desmanes del sector financiero, se aseguró que el rescate a la banca española supondría el fin de nuestros problemas. Agua, otra vez. Y lo mismo se puede decir tras las elecciones en Grecia, que, pese a arrojar el resultado deseado por los mercados, ha supuesto la subida de la prima de riesgo de la deuda española hasta rozar los 600 puntos, ha aupado al bono a diez años por encima del 7% y ha arrastrado al Ibex 35 a una caída del 3%. Triple golpe, mismo problema. Ahora, mientras economistas y potentados ya rumian el rescate total a la economía estatal, se gesta una nueva promesa destinada a no cumplirse. Este viernes, los ministros de finanzas de la UE pedirán a su homólogo español, Luís de Guindos, un nuevo sacrificio en aras de la tranquilidad de los mercados. A saber, la subida del IVA, la eliminación de la deducción por vivienda y el aumento de la edad de jubilación hasta los 67 años, ahí es nada, exigiendo la negación de varias promesas electorales.

Hace cinco años, ninguna agencia de calificación, banco central, regulador estatal o expertillo financiero supo prever la crisis. Y lo bien que les ha venido no acertar ni una sola vez para seguir llevándoselo muerto. Es fácil predecir a dónde nos lleva este juego perverso de palos constantes y zanahorias insípidas. Los próximos sacrificios que no nos llevarán a nada serán los subsidios de desempleo, las pensiones y lo poco que quede del estado de bienestar. Eso sí, ya sabemos que, por lo menos, sus amenazas son tan inútiles como sus promesas.

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