Reencuentros en mi cocina


De un tiempo a esta parte, vivimos una época severa, de ceño fruncido y músculos en tensión. Te agarra por el cuello y te obliga a mirar sólo por tu subsistencia, olvidando cualquier aspiración creativa. Conseguir o conservar un trabajo, mantenerse al tanto del mundo y de los tuyos, defender una postura, hacer frente a facturas y demás atracos y sacar diez minutos para dejar la mente en blanco. Así se van los días sin apenas darnos cuenta. Demasiado preocupados por tener en este tiempo de escasez, que no dudamos en sacrificar placeres por meras promesas de futuro. Por eso, de vez en cuando, uno tiene que clavar los dos pies en el suelo y poner todo su empeño en frenar el ritmo vertiginoso que te aleja de ti. Todo va tan rápido que, a veces, podemos desconocernos a nosotros mismos. Me ha pasado hace cinco minutos. Redescubirir un sonido, un espacio, una cualidad. Yo soy capaz de hacer eso, no voy a decir el qué porque cada cual tiene lo suyo. Mientras allá afuera encienden presidentes como si fuesen cerillas esperando que se haga de día, aquí dentro hay que sacar partido a lo mucho que podemos hacer para no hundirnos en el barrizal. Avisados quedan. No, señores, yo no estoy en crisis. Si lo estuviera, jamás habría llegado hasta aquí por mi cuenta y riesgo.

1 divagando:

Enric Draven disse...

El esfuerzo por salir a delante parecee que es un valor que últimamente sufre cierto descrédito, no?

saludos V!

Enric

top