Cosas que el Pentágono no quiere que sepas


Todos los países, desde democracias occidentales a dictaduras bananeras, luchan una particular batalla diaria contra la libertad de prensa. Es un tira y afloja constante por evitar que lleguen al gran público las noticias que revelan las maneras perversas y corruptas que tiene el poder de perpetuarse. Sin ir más lejos, en el estado español, secciones especializadas de la Policía Nacional, la Guardia Civil y los servicios secretos recorren la red en busca de informaciones sensibles que justifiquen cierres unilaterales de páginas y blogs, bajo la excusa de la seguridad nacional, la lucha contra el terrorismo o la defensa de los derechos de autor. No sólo sucede aquí, sino en todo Occidente, gracias a redes de vigilancia como Echelon, salvo que las críticas contra estos mecanismos de censura sólo se permiten cuando se refieren a países como China, Siria, Venezuela, Cuba o Birmania. 


Para romper estas barreras informativas, nació en diciembre de 2006 Wikileaks, una ONG creada por disidentes chinos, periodistas y activistas de todo el mundo para publicar de manera anónima informes clasificados y documentos filtrados que evidencian los manejos de gobiernos, corporaciones, grandes bancos, lobbys y juntas militares varias. Por ello, desde su mismo nacimiento, han sufrido toda clase de presiones, cuando no censura. Esta página dedicada a la libre información se ha centrado principalmente en denunciar los régimenes autoritarios en África, Asia, el ántiguo bloque soviético y Oriente Medio, lo que le supuso su cierre en países como China o Corea del Norte y la represión policial en Alemania, Tailandia, Australia o EEUU.


Gracias a los más de un millón de documentos destapados por esta web, hemos conocido miles de informaciones destinadas a no ocupar ni una sola página en ningún medio. Comenzaron desvelando el expolio de las arcas públicas en Kenia por parte de la familia del exgobernante Daniel Arap Moi, para poco después atacar el flanco financiero informando sobre las actividades ilegales del banco suizo Julius Baer en las Islas Caimán, lo que les valió su primer juicio y su primera victoria. Apuntaron más alto en su siguente filtración, haciendo públicas las directrices sobre trato inhumano a prisioneros en la prisión de Guantánamo, que sirvieron para confirmar las denuncias sobre la violación constante de la Convención de Ginebra y para ganarse a su gran enemigo, el ejército estadounidense. Más adelante, desvelaron las actas de las reuniones del grupo Bilderberg, la lista de afiliados del ultraderechista British National Party, los oscuros manejos de la política petrolera peruana, el sonrojante contenido del mail de la republicana Sarah Palin, la financiación de la Iglesia de la Cienciología o, incluso, las órdenes de batalla de las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán.


En su último informe, Wikileaks destapa que el departamento estadounidense de Contrainteligencia de Defensa les considera una amenaza. De hecho, en su último informe, se da a conocer que el Pentágono busca desenmascarar a las fuentes y redactores de la web contrainformativa desde 2008. Pese a su falta de éxito, hasta el momento, los servicios secretos han redoblado sus esfuerzos debido a dos informes que Wikileaks publicará en próximas fechas. Uno de ellos se refiere a la muerte de 97 civiles afganos el 7 de mayo de 2009 a causa de un ataque aéreo aliado. El otro es, si cabe, mucho más espeluznante, ya que narra el fusilamiento extrajudicial de varios periodistas el 5 de abril del pasado año a manos de militares de Washington. Poco más pueden avanzar al respecto dos de sus cabezas visibles, Julian Assange y Daniel Schmitt, que continúan transmitiendo desde su exilio islandés. Hasta en la fría Reykiavik, denuncia Assange, les persigue la vigilancia del espionaje aliado. Un espionaje que, hasta ahora, no ha sido capaz de acallar su labor de denuncia. A través de sus conexiones cifradas, cualquier persona en cualquier lugar del mundo puede saltarse las restricciones estatales y hacerles llegar material revelador para que sus cooperantes lo corroboren, amplíen y publiquen. Será que la libre expresión es incontrolable o que sus medios de control comienzan a perder el monopolio del silencio cómplice.

1 divagando:

Enric Draven disse...

Amigo, ellos saben todo lo que estás cociendo. Arriba, por encima de tu tejado, hay centenares de retinas digitales que observan y plasman en un fichero de vídeo o audio todo lo que haces. Desde hace años pueden fotografiar una antigua moneda de 5 pesetas con una resolución asombrosa; Google maps es una broma a su lado.
Sus amigos en los 60 eran las industrias armamentísticas que vendían material a oriente medio, áfrica y sur-américa, porque lo importante era la materia prima. Ahora sus mejores amigos son google y yahoo, porque la información es el poder.
Echelon es la la punta del iceberg del eje anglo-americano, pero chinos y japoneses son más profesionales y no dan a conocer sus métodos para no revelar sus fuentes.
Carnivore y SITEL es lo que ellos te muestran para que creas conocer algo, pero en realidad tu no sabes nada, mientras que el Gran Hermano los sabe todo de nosotros.

Seguramente también estarán leyendo y analizando estas líneas.

Salut V

Enric

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