El último noviembre amargo

Se cotiza alto mi tiempo últimamente. No por que nadie dé un duro por él, sino por la tiranía del horario y las exigencias del sueño y la salud. Este es un noviembre atípico, sin el carácterístico arrastrar de pies y los días lánguidos que suelen destilar mis meses número once. Pero ni canto victoria ni exhibo lo apretado de mi agenda como excusa. Sólo aviso que he vuelto y eso es suficiente. En mi ausencia he aprendido idiomas, he perfeccionado el arte de esquivar balas y he redibujado caminos sobre brasa incandescente. Incluso he tenido tiempo de escaparme al Mediterráneo a conocer el Borne con los incondicionales. Nadie me esperaba a la vuelta y con nadie me he ido a pasear hasta hace un rato, y en ambos casos ha sido lo mejor que podía pasar. Es bueno de vez en cuando recordarse a uno mismo qué se está persiguiendo en este viaje hacia adelante. Y en plena calle, a la hora más inhóspita y rodeado de atareados extraños, he recordado mi antiguo pacto con Epicuro. Todo lo que me sucede, lo hace porque me apetece, para mi placer y divertimento. En este pequeño mundo amargo, soy narrador, público agradecido y blanco de las cámaras. Y quien me rodea, sabe bien como tratar con ello o queda atrás al doblar la primera curva. Si no, no serían incondicionales. Y así, sin pedir permiso ni esperar un momento que no llega, soy feliz. No hay conflicto interno si todo tu cuerpo empuja en la misma dirección. No hay opresión sin aceptación de las cadenas, no hay miedo si todo es voluntario y deseado. Sonará solitario, pero en este mes inédito, no necesito nada más para seguir silbando sobre las aceras. No más noviembres amargos. Si hay una elección, la mía lleva al placer. Las vuestras, decididlas por vuestra cuenta.

2 divagando:

Anónimo disse...

Grazas, Mr. V, pola súa volta. Botábamoslle en falla, pero aínda non nos vimos, empezo a pensar quie xa non sou unha desas inconcidionais... ;)

Anónimo disse...

Parece que nuestros noviembres han sido hermanos mellizos... pero como tú lo cuentas queda claro, redondo, perfecto. Tenemos suerte... un abrazo.

top