Change can happen

Barack Hussein Obama ha comenzado hoy una legislatura llamada a ser histórica en Estados Unidos. El presidente número 44, el primero de raza negra en 233 años de historia americana, ha tomado hoy sus primeras medidas: una orden ejecutiva para el cierre definitivo del centro ilegal de detención y tortura de Guantánamo en un plazo de un año y otras dos que prohiben la tortura y los métodos de persuasión avalados por la administración Bush. Además, ha tomado una postura enérgica con Israel, exigiéndole la apertura de las fronteras de Gaza a la ayuda humanitaria. Para un importante sector de la opinión pública estadounidense e internacional, este es un inicio coherente para un gobierno del que se espera mucho, quizás demasiado.
Ayer, en la jornada de investidura del nuevo presidente, se hizo evidente la expectación que ha despertado Barack Obama. Desde cualquier lugar del globo, miles de personas escucharon el juramento del nuevo mandatario, reunidas ante la televisión como en las grandes ocasiones de antaño, como la caída del muro de Berlín o de las Torres Gemelas. La sensación de estar cruzando un umbral invisible en el curso de la Historia nos puso la piel de gallina. Se habló incluso, salvando las distancias con el atrevimiento que da la emoción, de un nuevo Mandela. Hoy,tras la celebración, es necesario comenzar a notar el cambio prometido.


El legado que recibe no es precisamente envidiable. Dos guerras abiertas en Oriente Próximo, una crisis económica que amenaza el modelo económico neoliberal y la bancarrota total de las escuelas y la seguridad social. Un ejército dispersado en cientos de bases militares y campos de batalla de todo el mundo. El dólar y el precio del petroleo bajan al mismo ritmo que los talibanes se acercan a Kabul. Los Estados Unidos que recoge Obama son un imperio aislado y decadente, al margen del Tribunal de La Haya, la Convención de Ginebra o el Protocolo de Kyoto. Por eso, después de hacernos vivir el inesperado momento de ver un presidente negro en la Casa Blanca, es hora de que la esperanza que ha atesorado Obama se cumpla, ante su pueblo y todos los demás.
Obama, desde las apretadas elecciones primarias del Partido Demócrata, ha alimentado su candidatura ofreciendo esperanza, ética gubernamental y un cambio tan arriesgado como necesario. Y la gente acudió a su llamada. Como un aprendiz de brujo, ha dominado la técnica de seducir a su público ofreciéndose como un líder íntegro y seguro, capaz de afrontar los retos que se avecinan con valentía y justicia. No fue difícil distinguirse del resto de candidatos, acartonados herederos de un momento histórico en el que el carisma, al igual que los grandes estadistas internacionales, escasea y es sustituído por palabrería hueca y asesores de imagen. Tras iniciar esta enorme corriente de esperanza en un país individualista y políticamente indiferente, ha conseguido superar el estigma del racismo larvado en la sociedad americana para auparse a lo más alto. Pero, una vez ahí, ¿cumplirá Obama sus promesas?


El mundo entero ha vuelto la mirada a Washington. Cincuenta años después de los puños cerrados en el cielo del Estadio Azteca, de las cruces en llamas y los letreros de "White Only", el hijo de un musulmán keniata ha llegado a presidente del gobierno. Pero la esperanza es una materia volátil y puede explotar en las manos de quien la manipula. Si es otro presidente yanqui más, con sus correpondientes Bahía de Cochinos y Abu Ghraib, Barack Hussein Obama sólo pasará a la historia como el nombre exótico de la larga lista de tipos que buscan un país que bombardear para tapar sus miserias. Si cumple sus promesas, el mundo cambiará irremediablemente. O puede que lo maten, como predijo Hannah Arendt. ¿Entrará EEUU en el Tribunal Internacional de La Haya? ¿Acabará el bloqueo a Cuba? ¿Volverá a suceder el desastre del Katrina? ¿Seguirá siendo obligatorio enseñar el creacionismo en escuelas y facultades? ¿Se reformará la economía global? Sólo queda por ver si el poder destiñe.

2 divagando:

dtordable disse...

Ya era hora de un cambio en EEUU, auqnue no sé hasta qué punto le van a dejar hacer. Espero q mucho. Gran artículo mamarracho.

Anónimo disse...

Mejor será un negro (Obama) que una mujer (Hillary) o un facha (Mc Cain)

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