La enésima despedida de la radio

Una vez más, esta voz hace mutis y sale del estudio, puede que por mucho tiempo, si atendemos a la advertencia de los agoreros. Honestamente, no lo creo así. Puede que no a los boletos de Radio 5 en fines de semana, puede que tampoco a pasear micro por ruedas de prensa, inauguraciones y eventos varios para el área de cultura y, desde luego, ya nunca más en la nave errante con la que surcamos la procelosa mar de las ondas hertzianas en pos de una ciudad invisible que no sé como terminó siendo el propio viaje.
Termina también un año de máster, de saturación, de jornadas psicótico-laborales de doce y catorce horas, y de la gente variopinta e inesperada que ha compartido todo esto. Compañeros de curro, jefes, técnicos y sobre todo, los compañeros. El grupo A, los agobios, las sobremesas en el césped, las cañas de después de trabajar, Cambalache, El Chavo Guerrero, miles de parrillas y proyectos creados entre todos. Horas y horas de radio que han contribuido, entre otras cosas, a seguir alimentando este hábito vicioso del micrófono y las ondas. Horas y horas de trabajo, de esfuerzo puramente vocacional sin más retribución que la de satisfacer el mono y poder seguir soñando. Nada de eso, nada de ellos es en balde.
Una vez más, salgo de la Casa de la Radio con la frente alta, el puño cerrado y el futuro plagado de incertidumbres. Pero me niego a sentirme vencido.Una vez más, esta voz hace mutis y sale del estudio, dispuesta a atronar cualquier micro que le pongan delante. Mais iso xa é outra leria...

Tardes de septiembre


Termina el verano y con él, mis tardes ociosas de septiembre. Tardes llenas de planes, encuadres y rutas asimétricas por la geografía desconocida de Madrid. De Malasaña a Paracuellos pasando por Colmenar Viejo. Y por Mazarrón, Navacerrada, Alcobendas, Baeza y La Granja. También largos paseos de interior escondidos entre las sábanas. Guitarreos, duelos al uno y recetas a cuatro manos. Moreno con más piscina que playa. El verano visto a través del objetivo de una cámara a medias, aprovechando las horas muertas cantando a gritos en el coche. Fotografías a través del retrovisor, intimidades de sofá a media tarde, cañas con premio en el Ortega Cano. Retales del diario de a bordo del copiloto.
Se hace tarde, mañana es lunes y pasado es el último viernes. Dentro o fuera de la radio, esta semana que entra nos bañaremos en champán

143.353 nombres

Seguimos pagando su crisis. Los políticos, los banqueros, los especuladores y los chorizos de traje y corbata juegan con las palabras para hacernos pagar sus errores. Sabemos que pueden privatizar y nacionalizar a su antojo y provecho, y lo hacen -hoy mismo, el aguilucho liberal Güemes hablaba de oportunidades de negocio en la privatización de la sanidad madrileña-. Murió el bien común, nunca se volvío a saber de la búsqueda del interés público. Lo único nuevo es que ahora nos dejan contar a nuestros muertos. ¿Exigir responsabilidades? Eso no nos lo permitirán nunca. De momento, la Audiencia Nacional acumula los nombres de las víctimas de la represión franquista. ¿Será para hacer de una vez auténtica justicia?

Banqueros libertarios y constructores comunistas

Galeano escribió que en tiempos de crisis, los liberales se vuelven conservadores y los conservadores, fascistas. Sin embargo, su predicción ha saltado todos los ejes políticos imaginables. Como en Patas arriba, el mundo se mira en espejos obtusos que distorsionan la realidad hasta convertirla en una parodia de sí misma.
En tiempos de crisis, los banqueros y grandes empresarios abjuran en masa del laissez faire y el libre flujo de capitales. Señores, los capitalistas se nos han vuelto rojos. Hoy mismo, la patronal española reunida en torno a la CEOE ha pedido un paréntesis en la economía de libre mercado, pidiendo directamente al Gobierno una acción más intervencionista. En EEUU, uno de los países más estrictamente liberales del mundo, la Reserva Federal aplaca con fondos estatales las quiebras de bancos, subprymes y aseguradoras. ¿Qué será lo próximo? ¿Sonará La Internacional en las sesiones de apertura de Wall Street?


De vuelta en España, las réplicas de este seismo global amenazan con tumbar la obra social de las cajas, mientras sus dueños y los empresarios ligados a lo inmobiliario, lo urbanístico y lo hipotecario exigen dinero de las arcas del estado para que su caída no arrastre a toda la economía. Un enorme chantaje que cierra el círculo del ladrillo. Los créditos ICO financian ahora, en vez de a los jóvenes empresarios enrollaos de los anuncios, a los promotores de los marinad´or, los macrocampos de golf y poceros de diversas familias. Su codicia casposa y engominada nos ha arrastrado hasta una crisis económica que, además, ha dejado nuestro litoral e interiores poblados de enormes monumentos al feísmo urbanístico y el mal gusto a la hora de lucrarse.
Que los fondos públicos sirvan para pagar el desfalco de los "señores" del ladrillo es el colmo. Los inmobiliarios del pelotazo ven como el estado, este y todos, les rescata de su pesadilla a nuestra cuenta. Como siempre. Y les da igual si hay que suspender el libre mercado que les ha llenado los bolsillos, por que ha llegado la hora de hacer cuentas y ellos no van a sudar nada para devolver lo que se han llevado muerto. El Gobierno, todos ellos, fomentan las crisis alimentando su insaciable tendencia a la economía salvaje, esa que devora a sus crías.


En medio, el ciudadano no sabe a que santo encomendarse. Hace pocos meses, retrocedimos hasta 1917 con el acuerdo de la Unión Europea que va a permitir que cualquier trabajador sea obligado a cumplir una jornada laboral de hasta sesenta y cinco horas semanales, cinco horas más cada día de lo alcanzado por la Organización Internacional de los Trabajadores el año que cayeron los zares. Hace menos tiempo, en 1929, los arruinados del crack de la bolsa se arrojaban por las ventanas presa del pánico. Hoy, casi te los imaginas encendiéndose un puro mientras observan al estado del bienestar retirar fondos de educación, sanidad y apoyo social para engrosar sus arcas. ¿La historia anda hacia atrás o simplemente es, por mucho tiempo que pase, que nos toca perder siempre a los mismos? ¿Es que ni Lehman, ni Fannie Mae ni Morgan y Stanley van a tirarse por la ventana?
El liberalismo, ese de doña Esperanza -que ayer mismo privatizó el agua del grifo- y de ese locutor gangoso al que le volaron la rodilla, se revela en tiempos de crisis como el juego endiablado en el que prima no tener escrúpulos. Para que, como siempre, nosotros paguemos y ellos salven el culo.

Égaré


Puede que mañana encuentre el camino. Por ahora me conformo con dejarme ir, sin pretender ningún norte más ambicioso que deambular en busca de algo que se me escapa. No me queda tinta brillante para escribir páginas que merezca recordar. Ando escaso de munición, arrastrando los pies por aceras erráticas. Los pasos se vuelven pesados, solemnes movimientos que describen una trayectoria de la que no consigo ser consciente. Por eso hablo en cal viva y afilo las palabras, para no ser el único al que hieren. Necesito encender esa chispa que lo haga saltar todo por los aires. Después de todo, hace ya tiempo que salté al vacío. Si la gravedad no lo remedia, remontar el vuelo es el único camino. Puede que mañana ya esté allí. Y prometo enviaros una postal.

Saraiba de setembro




Treboada en Madrid.

Silenciando la verdad a balazos

Ser periodista en Rusia te puede costar la vida. A Magomed Yevloyev ya le habían avisado de ello. Su familia había recibido amenazas de la propia policía. Su sitio web, www.ingushetiya.ru, único portal independiente en lengua ingush, fue cerrado en octubre de 2007 por denunciar que las autoridades habían contratado asesinos a sueldo para matarle. La redactora jefe del sitio, Rosa Malsagova, tuvo que abandonar Rusia para evitar ser asesinada y ha solicitado asilo político en Europa.El presidente de la república autónoma, Murat Zyazikov, argumentó el cierre acusando al periodista de "extremismo".


Ayer, ambos compartían avión con destino a Nazrán, capital de Ingushetia. Al desembarcar, Zyazikov ordenó la detención de Yevloyev. Una hora después, tal y como consta en el informe policial, el arma de uno de los agentes "se disparó accidentalmente", hiriendo al periodista, casualmente en la nuca. Le abandonaron a la puerta de un hospital, donde terminó falleciendo sobre la mesa de operaciones. Al igual que sucedió con Anna Politkovskaya -uno de sus asesinos acaba de ser puesto en libertad y al resto ni se les busca-, las autoridades rusas no se han molestado en encubrir el ejercicio del más repugnante terrorismo de estado. Es lo que suele pasar en una dictadura, por mucho que se esfuercen en vendernos que Rusia es un país libre.
Hoy, horas después del cruel asesinato de Magomed Yevloyev, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se reunirán para decidir la postura común ante la agresión rusa a Georgia. Ni se plantearán debatir sobre la libertad de prensa en el imperio del zar Putin y lo más probable es que se echen atrás en su propósito de imponer cualquier tipo de sanción a Rusia por invadir a su vecino y violar su intergridad territorial. Ya lo dijo ayer el embajador ruso en Londres, Yuri Fedotov, si Europa sanciona a Rusia, los europeos sufrirán las peores consecuencias. Sí, es una amenaza, y sí, la UE no va a hacer nada al respecto.
Ser periodista en Rusia significa que te pueden detener en cualquier momento si no cedes ante la dictadura gubernamental; significa que te pueden acusar de terrorismo por hacer tu trabajo; significa que te pueden aplicar la ley de fugas por el mero hecho de que tu vida, en Occidente, no valdrá más que un par de titulares.
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