Los dioses se han vuelto locos

El mundo está patas arriba por una caricatura danesa. Se cierran embajadas nórdicas en Oriente Medio que, posteriormente, son pasto de la turba y las llamas. Los mensajeros del odio atizan en nombre de Alá la llama de la discordia y, al otro lado, los mandamases critican los excesos de la libertad de expresión. Parece mentira, pero está sucediendo, hemos vuelto al siglo IX.
Amigos musulmanes, católicos, judíos, budistas o adoradores del becerro dorado, ¡QUE OS DEN POR EL CULO! Vuestra y de vuestras verdades absolutas es la culpa de muchos siglos de Cruzadas, Guerras de Religíon, Pogromos y Holocaustos varios. Día a día, los sacerdotes del odio claman contra todo lo laico desde sus púlpitos/minaretes, tildando a lo "sin Dios" de abominación de Satanás culpable de enfermedades y depravación sin cuento. Mentira. Otra mentira más de su hecho religioso.
Los no creyentes tenemos que vigilar y autocensurar nuestras manifestaciones de no-fe para que nadie se sienta ofendido, para que nadie se sienta ridículo postrado de rodillas ante un ídolo de madera.¿Y ellos? Nunca se han cortado de castigarnos a sus infiernos o hacernos blanco de sus bombas, culpabilizándonos de la misma cuesta abajo de la espiritualidad que les está vaciando los templos, pero que, al mismo tiempo, engrosa las filas de los múltiples fundamentalismos confesionales. Ya basta.Ya son demasiados siglos de manipulación religiosa con fines políticos. Nadie debe callarlo: Mahoma es un terrorista, Jesús es un cruzado, pero porque el hombre, a la vez acólito y sumo hacedor de dioses, les puso armas en la mano. ¿Llegará la Tercera Guerra Mundial? ¿En qué bando seremos bien recibidos los ateos?
Un abrazo, Proudhom y Anómalo.

Boceto de impresiones


Recién despierto. A veces es tan solo un edificio en ruinas, como el espacio que se interpone entre dos coordenadas de vacío, poco más que otro lugar al que no te dirigiría ningún mapa. A medio desperezarse, aturdido por lo que no ha podido pasar y por el recuerdo difuso de lo que, definitivamente, ha sucedido. Tan solo un extraño vistiendo la ropa de alguien, viviendo a través de la vida de otro, entre lo irreal y el vacío del que aparta la mirada.
A veces, se queda en silencio. Es entonces cuando la sensación se vuelve inaguantable y no hay tormenta que pueda acallarla. Podría ser otro comienzo, piensa, mientras sólo puede habitar ese cómodo "al margen" y esperar a cubierto, mientras se deja ir en esta levedad líquida, amniótica. Podría ser, solamente, que está loco.
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