Retorno al amado caos


Regresé casi indemne, nunca hundido del todo, casi siempre flotando en el limbo de las pupilas brillantes. Da igual, esta no es otra de esas historias de desarrollo tortuoso y final feliz. Lo fundamental, la posibilidad de volver, de reconstruirme pieza a pieza tras regresar de un pasado que nunca parece el mismo. El tren está en marcha y esta vez conmigo dentro, viviendo, a pesar a todo, el mejor momento. Sé a quién echarle la culpa, sé exactamente qué es lo que me hace levantar cada mañana, amarradado a ese olor a canela en medio del caos.

Ha sido un fin de semana más de retorno que de desencuentro. De recuperar esas noches interminables sentados en un parque (aunque exiliados del Padre Feijoó), de giros vertiginosos y reencuentros. Y de despedidas. Paso tan poco tiempo en tantos sitios que a veces me parece encadenar sólo despedidas y últimos instantes. El domingo se acabó. Regresé a otro hogar que confundí con el mío, mientras terminabas de resolverte el verano y yo devoraba empanada y proyectos con lo más selecto de la promoción Chaminade del 2001. Otro final feliz que me dibujan sin rutina ni empalague. Otra matrícula, la cola de siempre en secretaría, sobremesas sorprendentes, maletas, planes de viaje y cientos de ratos perdidos paseando la ansiada geografía. Bienvenida sea esta rutina por conocer. Vuelvo, dispuesto a enseñar los dientes y a dejarme llevar a dónde quieras llevarme.

Ahora puedes dejar de ser mi musa del agobio. Duerme, sin guillotinas cronometradas que mutilen tus sueños, sin fechas escritas en rojo en el calendario de los problemas. ¿Recuerdas? Historias enormes que suceden entre cuatro paredes y una cama de 1'05, desayunando ese olor bajo las mantas, cerca... por si la gravedad fallase. Duerme.

Permanente estado de conflicto


Cando rematou a guerra, o banqueiro voltou a amasar a nosa pobreza, o carceleiro tornou á cadea, o político ergueuse de novo no seu púlpito e nós voltamos ás nosas miserias. Só o soldado permaneceu igual, coas armas na man, só que agora o seu fusíl ollaba cara nós. E non deixou de apuntar ata que volveron necesitar do noso sangue na súa próxima guerra. Outra máis, tan semellante a todas as anteriores, anacos todos eles dunha enorme Guerra que se libra cada día contra todos nós, os que sempre nos vai tocar o lado feo do canón.

Sómola causa de que esistan policía, pelotas de goma e grandes meios de manipulazón, non vaia ser que nos demos conta de que, sin nós, o seu mundo e as súas regras non se teñen en pé. O seu sistema sempre sostido en dous principios ineludíveis: o páu e a cenoura, a mentira e o canón que nunca deixa de apuntar ás nosas cabezas, pra que non cometámolo erro de pensar de máis. A orde social supostamente menos inxusta, dividida entre os que non teñen nada e os que contan con longas ringleiras de antidisturbios, xuíces, voceiros, demagogos, militares e paramilitares para defender o que non é seu, para perpetuar, xustificar e manter iste expólio. Manteñennos calados a base de medo, axitando as pantasmas do terrorista, do desorden e o conflicto pra que non teñamos tempo de pensar na maquinária imperfecta que nos governa. En perpetuo estado de conflicto latente, o cidadán consinte en sacrificala súa liberdade en proveito da seguridade fictícia. Por iso necesitan permanetemente un inimigo, unha ameaza contra a que luitar. Trala cortina de fume, iste é o xeito en que traballa a súa democracia.

Incertidumbres, pesares y trayectos

Hoy termina el verano. Hace diez días que este humilde narrador no daba noticias y ha decidido hacer balance ante el próximo comienzo. Los exámenes salieron mal, se avecina un nuevo viaje hacia el hogar de no retorno y pronto comenzará otra vez la universidad. Sí, lo habeís adivinado, sigo siendo universitario, como mínimo hasta mayo. Después de los exámenes, borrachera, fiestas del PCE, reencuentros y proyectos para el año.

Os lo iré contando, como siempre, pero de momento prefiero quedarme traspuesto en el sofá, al calor del humo denso y la telebasura. Tan sólo me queda esperar un regreso indemne, un comienzo suave y el ruido del motor de tu autobús en Avenida de América. We´ve got a long, long way toghether...

La felicidad en el período de entreguerras

Hace días que no me prodigo por el País de los Placeres Amargos, quizá porque a veces dejo de creer en su existencia. Ahora recuerdo que nunca os he explicado cuál es el significado de esas coordenadas ni qué me llevó a establecerme en ellas, pero eso carece de importancia. Sólo puedo deciros que a veces me rescatan de sus latitudes para enseñarme todo lo que existe más allá de su cómoda incomunicación.

Siempre me ha gustado conocer el terreno que piso y estar preparado para lo que pueda suceder, evitando las sorpresas y la decepción, escondido tras el cinismo y la mirada feroz. Pero eso se resquebraja. He descubierto (me han descubierto) el placer de volar sin red, expuesto pero sin miedo al fracaso. Es muy fácil no intentarlo y lamentarse con el ceño fruncido. Es muy cobarde no entregarse nunca, no enseñarle los dientes al riesgo por temor al segundo después del mejor de tu vida.

Después de la pequeña tregua, de las cañas en la mítica cervecería, de los planes mutantes, de lamer las lágrimas cargadas de significado y de recibir el mejor regalo al calor de mis veintitrés velas, sólo me queda regresar a mi pequeño País de los Placeres Amargos, a enfrentarme a la recta final de unos exámenes de los que, por una vez, saldré con la frente alta. Me esperan demasiadas cosas como para entretenerme en algo tan nimio. En el zurrón, tu olor y la certeza de saber a donde me dirijo. Pronto será otra vez martes y los dias pasarán volando...

Hoxe non

Hoxe non teño ganas de dicir nada, vou demasiado canso e é tarde abondo como pra nin sequera ter ganas de pensar en castelán. Sen razón aparente, seica será pola acumulación de materias bastardas nos miolos, estou esquivo co exterior. Mañá será distinto, mañá comeza agardando na estación de buses. Deíxovos con Uxío Novoneyra, poeta do Caurel, traductor de Mao ao galego, poeta da greve do 72 no Ferrol que xa non tiña dono.

PECHOUSE a noite riba do ucedo
i eu non vin einda a cor da miña amiga.
Agora é cando ún treme e ten medo.

ISTE desacougo! Esta cousa! Esta mao xorda que tira!
Iste querer irse sin saber para onde!

AGORA o meu cor é unha chaga encendida.
Unha mao loba anda escalazándome a ferida.

ESTA door que se oi!
Iste cor meu!
Esta door que me veo ela de seu
Sin saber polo que foi!

FOI coma se caira nunha cova.
Antes era noite i era día
Agora é todo unha negrura loba.

Uxío Novoneyra
Novas verbas de door, de Os Eidos

Vacío

Un segundo más tarde, cuando ya estaba en brazos del vacío, notó el calor ausente de la mano que acababa de desprenderse de la suya. Miró hacia atrás, hacia arriba, buscando sus ojos. La encontró, todavía al borde de la azotea, tan bella, tan ausente como siempre. Juntos, volaremos juntos. Lo comprendió todo, una fracción de segundo antes de estrellarse contra el asfalto. Sonrió, miró hacia lo inevitable y dejó que sus ojos se invadieran por la creciente enormidad del suelo.

Un segundo más tarde, sólo un borrón sobre el pavimento. Nunca setenta kilos de vacío han hecho tanto ruído. Ocho pisos por encima, la belleza ausente acababa de entender el porqué de su sonrisa. Tras el estupor de la promesa rota, la certeza ensordecedora. Ella había muerto dentro de él, un instante antes de abrazar el suelo. Murió al soltarse de su mano, murió mientras ambos se miraban, separados por un abismo, entre la inercia y la gravedad. Entonces supo que nunca volvería a estar sola.

Otra vez sin trabajo, otra vez en septiembre

Ayer me volví a despedir de la radio, de mi tercer período de prácticas en Radio Nacional, de mi tercer verano consecutivo como naúfrago en la capital vacía. Dos meses en Radio Exterior, dando voz a los que decidieron ponerle brazos a la solidaridad. Es duro dejar las ondas cuando apenas empiezas a acostumbrarte, cuando tienes la certeza de haber encontrado la vocación tanto tiempo dispersa, cuando sabes que sólo falta que un pedazo de papel avale la capacidad de enfrentarte a algo que no se aprende en las aulas de una facultad apática. Pongo mis pulmones al servicio de las palabras que estallan y levantan astillas.

Tras el fugaz contacto con el futuro condicional, sólo espera Septiembre y once batallas perdidas por enmendar. Necesito acabar la carrera antes de que me pudra dentro, a fuerza intentar digerir materias vacías e inútiles que sólo te enseñan a saber tragar sin poner cara de asco. Lo necesario para informar se aprende en la acción, no en la teoría obtusa.

Sólo me queda enfrentarme al reto, cerrar etapa y volver a empezar en la piel que he escogido. Puede que no sea mañana, pero me he jurado volver al estudio. Una irremediable atracción me hará volver, como cada verano, puede que alguna vez para quedarme. O puede que no vuelva nunca. Mejor no pensarlo. Por si os lo estabais preguntando, vuestro humilde narrador vuelve a estar bajo la locura de los exámenes, sin musa del agobio que le ampare, todavía. Voy haciendo más café...

Por cierto,se admite porra: 11 exámenes (dos de cuarto, cuatro de quinto, tres optativas y dos de libre configuración) en 14 días. Hagan juego señores...

top